Durante más de cuarenta años, decir MTV fue hablar de cultura joven, de estrenos que paralizaban salas de estar y de VJs que marcaron época. Ese capítulo entra en su tramo final: la compañía anunció que el 31 de diciembre de 2025 dejarán de emitirse sus señales temáticas MTV Music, MTV 80s, MTV 90s, Club MTV y MTV Live. El canal principal seguirá al aire, pero con otra cara.

La nueva identidad deja atrás la rotación de videoclips para profundizar en realities y entretenimiento: títulos como Naked Dating UK o Geordie Shore anticipan la grilla que viene. La decisión responde a un objetivo contable concreto: recortar 500 millones de dólares en gastos ante señales musicales que ya no resultan rentables.

La noticia tiene sabor a fin de ciclo. Cuando nació en 1981, MTV redefinió la música como experiencia audiovisual: la primera emisión fue “Video Killed the Radio Star” de The Buggles, un manifiesto involuntario del tiempo que se inauguraba. En los 80 y 90, sus VJ se volvieron celebridades y formatos como Yo! MTV Raps, House of Style y los estrenos globales de videoclips moldearon tendencias.

No fueron solo éxitos: MTV también abrió debates. Quedó para la historia aquella entrevista en la que David Bowie interpeló al canal por la escasa presencia de artistas afroamericanos, empujando una discusión clave sobre diversidad en los medios. Al mismo tiempo, figuras como Madonna y Michael Jackson usaron la señal como laboratorio creativo, donde cada lanzamiento era un pequeño cortometraje.

Entre sus sellos más queridos está MTV Unplugged: una idea simple —desenchufar para escuchar mejor— que dejó registros inolvidables. Pasaron Paul McCartney, Eric Clapton, Oasis y Nirvana; en Latinoamérica brillaron Los Fabulosos Cadillacs, Spinetta, IKV, Café Tacvba y Maná (con un acústico que batió récords de ventas). Charly García firmó uno de los capítulos más celebrados.

A mediados de los 90, la propia MTV notó el desgaste de la fórmula basada en videoclips. La respuesta fue un giro hacia los realities, que terminó por definir su ADN en las décadas siguientes. Lo que hoy anuncia la compañía es, en cierto modo, el cierre formal de aquella primera piel.

El canal principal continuará, pero ya sin la misión de musicalizar la pantalla. La apuesta es clara: entretener con formatos de alto consumo y bajos costos relativos, en un ecosistema donde la música emigró a plataformas on-demand y las bandas se cuentan —y venden— a sí mismas en redes.

Para muchos, el apagón de las señales musicales es también un duelo generacional. Se apagan los zapping eternos de madrugada, los estrenos a las 00:00 y esa mezcla de descubrimiento y comunidad que ofrecía mirar lo mismo al mismo tiempo. Quedan los discos, las playlists y los archivos; y queda, sobre todo, el recuerdo de cuando la televisión le puso imagen a lo que ya sonaba en nuestras cabezas.