
Quienes sueñan con ver el corazón de nuestra galaxia sin telescopio tienen este mes la oportunidad ideal. Durante junio, el eje Tierra-Sol se alinea de modo que el núcleo de la Vía Láctea —situado entre las constelaciones de Sagitario y Escorpio, a unos 26 000 años luz— se alza en el cielo nocturno de Argentina por varias horas.
Los cielos australes ofrecen una ventaja decisiva: las noches son largas y frías, y la banda luminosa del centro galáctico cruza el firmamento de este a sur con inconfundible brillo. Para orientarte, basta esperar completa oscuridad y localizar tres puntos intensos —Vega, Deneb y Altair— que dibujan el llamado Triángulo de Verano. Desde ese triángulo, una franja lechosa se extiende hacia el sur: ahí late el núcleo galáctico, visible como una nube brillante.
Aunque todo el país puede disfrutar del espectáculo, los mejores escenarios se encuentran lejos de los grandes centros urbanos. Zonas rurales de Córdoba, los valles mendocinos, la estepa patagónica o los cerros del NOA ofrecen cielos prácticamente libres de contaminación lumínica, donde la Vía Láctea se revela en toda su definición.
Para inmortalizar la escena no hace falta un equipo profesional. Un teléfono de gama media-alta, un trípode y el modo de larga exposición (entre 10 y 25 segundos) bastan para captar la maraña estelar. Reducí el ISO para evitar el “ruido” y activá el temporizador: así evitarás las vibraciones que arruinan la toma.
No se requieren conocimientos de astronomía: basta con abrigarse, apagar las luces cercanas y dejar que la vista se acostumbre a la oscuridad. En pocos minutos la franja blanquecina emergirá con claridad, recordándonos que vivimos en una galaxia espiral gigantesca y que su centro, durante junio, se despliega como una postal cósmica gratuita.
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