La ministra de Salud de Tierra del Fuego, Judith Di Giglio, trazó un panorama integral del sistema sanitario provincial luego de participar como disertante en el Segundo Congreso Internacional de Salud Pública, realizado en la Ciudad de Buenos Aires. En diálogo con Radio Fueguina, describió un escenario con avances concretos y desafíos persistentes, en un contexto de demanda creciente y escaso diálogo con la Nación.
Di Giglio subrayó que la salud “funciona 24/7, 365 días al año”, y que esa dinámica obliga a ajustar permanentemente la organización del servicio. En su exposición del Congreso, destacó el Centro de Rehabilitación de Ushuaia, concebido para responder a los cambios en la pirámide poblacional y ampliar la cobertura en cuidados y recuperación.
Uno de los ejes que la funcionaria puso en primer plano fue la integración del sistema. Señaló que la articulación entre sector público, obras sociales, prepagas y prestadores privados es un “buen ejemplo” del camino a sostener, porque permite optimizar recursos y mejorar accesos.
La salud mental apareció como el punto más crítico. Según la ministra, la provincia aún carece de dispositivos intermedios necesarios para aplicar plenamente la normativa vigente. No obstante, anticipó avances: en Río Grande se pondrá en marcha el primer centro de abordaje de salud integral y se habilitará una casa de medio camino en los próximos meses.
En materia de recursos humanos, Di Giglio reconoció que todavía existe demanda insatisfecha en algunas especialidades hospitalarias, pero remarcó que se reforzaron guardias y ambulancias: desde 2019 se pasó de dos médicos de guardia a seis en algunos turnos, lo que “mejoró la capacidad de respuesta” ante urgencias.
El vínculo con el Ministerio de Salud de la Nación fue otro tramo contundente del diagnóstico. La ministra afirmó que las 23 provincias coinciden en que el intercambio con la cartera nacional es insuficiente y que los Consejos Federales de Salud no están funcionando como espacios efectivos para debatir y decidir políticas frente a cambios bruscos del contexto.
Con un cierre que combinó reconocimiento y cautela, Di Giglio sostuvo que la capacidad instalada en Tierra del Fuego “creció muchísimo”, aunque insistió en que “queda mucho por mejorar y por hacer” para acompañar la demanda y sostener la calidad de la atención.
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