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Suba de precios complica aprovisionamiento en Antártida

El ministro Luis Petri afronta un escenario complejo en la logística a las bases antárticas ante la vorágine de los aumentos de precios. En la agenda de Defensa y de Cancillería como sucede cada verano desde 1904, los ministerios deben ocuparse de reabastecer la totalidad de las bases antárticas, relevar dotaciones y cumplir programas de ciencia. Los buques asignados y alistados para esa misión en la 120° Campaña Antártica de Verano (CAV) 2023/2024 aún no zarparon -fecha prevista 12 de diciembre- porque la carga: más de 200 toneladas de víveres, 180.000 raciones y otros insumos no están disponibles. Tampoco se embarcó el combustible para funcionamiento de las bases y un lubricante especial de consumo del rompehielos ARA Irízar.

El costo de víveres y otros enseres ronda los $1.900 millones, el combustible otra suma millonaria sideral, a la fecha no se pagaron. El contador Ricardo González, nuevo subsecretario del Servicio Logístico del ministerio cayó en aceite caliente. Los proveedores bajaron la persiana y no entregaron ningún artículo destinado al reaprovisionamiento de las bases. Repiten: “No tenemos precio”, frase acuñada tras los picos inflacionarios y las medidas anunciadas por el ministro Luis Caputo.

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Algunos como el clan Lusardi dueño del “Grupo L”, proveedor de raciones, aprovechó el escenario de emergencia y especula con el tiempo y los aumentos sucesivos de precio. Saben que el cliente antártico necesita sí o sí alimentos y que hay una ventana de tiempo inelástica para que los buques se aproximen al continente antes de que el hielo lo impida. El Logístico González no tendrá otra salida que abrir la billetera, cuanto más tarde más caro. En tres etapas, con el rompehielos ARA Almirante Irízar, el transporte ARA Canal Beagle, el aviso ARA Bahía Agradable, un avión Hércules C-130, dos helicópteros Bell 212 desplegados en Marambio se prevé aprovisionar y relevar las dotaciones de las bases: siete permanentes (Esperanza, Marambio, San Martín, Orcadas, Carlini, Belgrano II y la remozada Petrel); y seis transitorias, se abren durante el período estival (Matienzo, Brown, Decepción, Primavera, Cámara y Melchior).

Observan a Petrel

Patricia Ortúzar, directora nacional del Antártico (DNA), es responsable y ejecutora del Plan Anual Antártico 2023/24, Científico, Técnico y de Servicios, en el que la cancillería fija las pautas de la política exterior antártica. Está bajo la órbita de la secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur ahora a cargo de Paola Di Chiaro. El primer objetivo en el Programa Infraestructura, Desarrollo y Mantenimiento de Bases, Refugios y Laboratorios del Plan Anual Antártico es el inicio de la Fase II del Plan de Desarrollo de la base Petrel, programa que arrancó el verano pasado. Se trasladarán en el rompehielos Irízar 190 toneladas de estructuras, 30 toneladas de columnas y 54 toneladas de aislación para la construcción de la nueva casa de esta base que había resurgido por iniciativa del exministro Agustín Rossi. El asunto viene con una complicación ambiental -aunque subsanable-. Podría implicar demoras con el costo operativo de aplazar actividades.

Durante las sesiones de la 25° Reunión del Comité de Protección Ambiental y de la 45° Reunión Consultiva del Tratado del Antártico (RCTA), que se desarrollaron en Helsinki, Finlandia, en junio de 2023 sucedieron dos hechos. La licenciada Ortúzar fue elegida como presidente del Comité de Protección Ambiental y se conoció un documento presentado por Nueva Zelanda (país integrante de la Commonwealth) con observaciones a esclarecer por el presunto impacto ambiental de las actividades en Petrel. Ortúzar es científica de carrera en la DNA, fue jefa del Programa de Gestión Ambiental y Turismo y acumula casi 20 años de experiencia en el área. Con todos estos pergaminos, -más un matrimonio con otro experto antártico, el comodoro Lucas Carol Lugones que fue jefe de la base Marambio-, no se comprende el yerro en el contenido de la evaluación de impacto ambiental (EIA) sobre las tareas de modernización de la base Petrel presentado ante el CPA.

Impericias que motivaron una observación a la Argentina justamente ante el plenario de países del Comité del que Ortúzar es ahora la presidenta. Se reclama una extensa lista de hitos a cumplir e informar sobre Petrel entre ellos: “La metodología utilizada para prever los impactos de la actividad propuesta, incluida la forma en que se determinaron los niveles de relevancia del impacto, dada la escala y complejidad de la actividad propuesta, una evaluación más completa de los impactos acumulativos que podrían surgir con las actividades propuestas, las actividades existentes y otras actividades planificadas conocidas en la zona; una evaluación más completa y una descripción de las medidas de mitigación”.

Sin explicaciones lógicas del entuerto ambiental, voces de “expedicionarios del desierto blanco” como se definen quienes pasaron invernadas en bases, apuntan a cierta oposición histórica de la Fuerza Aérea al desarrollo de Petrel (ex base operada por la Aviación Naval). Es un dato conocido por propios y rivales externos que el crecimiento de Petrel por ubicación geográfica y acceso multimodal es un hub de acceso estratégico a la Antártida, opacaría la auto percibida preponderancia de Marambio.

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