
El Fiscal Mayor interino de Ushuaia, Fernando Ballester Bidau, intervino en las tareas de monitoreo que llevó adelante la Dirección Provincial de Obras y Servicios Públicos (DPOSS) en el Canal Beagle para analizar el nivel de contaminación de sus aguas afectadas por las descargas de las plantas de tratamiento de Ushuaia.
Lo hizo en su carácter de parte esencial en la causa caratulada “PARTICIPACION CIUDADANA c/ GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE TIERRA DEL FUEGO y DPOSS s/ PROTECCION DE INTERESES DIFUSOS” (Expte. N° 15.447/15), en trámite ante el Juzgado de Civil y Comercial Nº 1 del Distrito Judicial Sur.
El monitoreo se realizó en las inmediaciones del Aeropuerto, en cercanías del dispersor marino e Isla Dos Lomos, y al este de la Bahía de Ushuaia en la desembocadura del Arroyo Grande.
Fue en el marco del Plan de Remediación Ambiental Ushuaia (PRAU), a fin de dar cumplimiento a lo ordenado por la sentencia dictada el 25/08/2014 por el mencionado Tribunal que condenó al Ejecutivo provincial a realizar las obras necesarias para la reparación del sistema cloacal y dotar a la ciudad de Ushuaia de infraestructura cloacal suficiente, haciendo cesar el grave impacto ambiental.
En simultáneo condenó a la municipalidad de Ushuaia a que proceda a la remediación ambiental del lecho submarino costero y costas de las Bahías Encerrada y Golondrina.
El PRAU es un plan de intervención integrado por obras de infraestructura cloacales cuyo propósito es el saneamiento ambiental de las áreas impactadas por los vertidos directos de efluentes cloacales sin tratamiento sobre el Canal Beagle y la Bahía de Ushuaia.
“El monitoreo ejecutado tuvo como objetivo la recopilación de datos de la química ambiental del medio acuático, realizados entre 2016 y 2018, con la finalidad de elaborar una línea de base ambiental que permita realizar evaluaciones sobre su de evolución”, contó. Para tal fin, precisó que el personal técnico comparó la diversidad, abundancia y densidad de especies en locaciones potencialmente afectadas por la acumulación de efluentes cloacales con zonas no impactadas.
Según la experiencia, se tomaron muestras de la zona del dispersor submarino cercana al aeropuerto donde se produce el vertido de líquidos cloacales, previo tratamiento en la planta de Bahía Golondrina, y en la Bahía de Ushuaia a la salida del Arroyo Grande que recibe vertidos pluvio-cloacales sin tratamiento. Para compararlas también los técnicos tomaron muestras de zonas no impactadas como Bahía Ensenada (Parque Nacional) y, en el otro extremo, Playa Larga y Estancia Túnel.
Ballester Bidau detalló que la información suministrada por la DPOSS (Informe Final, Mayo 2024), en el citado Expte. N° 15.447/15, pone de relieve que “...los resultados obtenidos demuestran que la comunidad macro-bentónica del intermareal rocoso de las zonas impactadas por los efluentes cloacales son diferentes a las de las zonas no impactadas...Se ha verificado la existencia de impacto biótico como consecuencia de los vertidos en ambas cuencas”.
El informe además sostiene que “el impacto producido por los efluentes tiene carácter mayormente localizado, es decir que la zona de influencia directa afectada se limita a pocos kilómetros. Independientemente de la influencia de las corrientes en la dispersión de las aguas donde se ubican las fuentes contaminantes, se evidenció que en los limites este y oeste del diseño muestral hay indicios de buena salud biótica y ambiental”.
Si bien la conclusión indica que la contaminación está localizada, el informe del PRAU advierte que hay que considerar el constante crecimiento poblacional de la ciudad y el fomento del turismo, que incidirá en el aumento de efluentes vertidos al Canal Beagle.
Por tal razón, pone particular interés en la puesta en funcionamiento de una planta de tratamiento de líquidos cloacales en las cercanías del Arroyo Grande, donde son volcados los efluentes domiciliarios crudos del sector Este de la ciudad.
En el operativo de toma de muestras participaron además del Fiscal, la ingeniera Roxana Taier, la ingeniera Almendra Damonte, el técnico químico Jonathan Simón, la idónea Yanina Seveca, el fotógrafo Fernando Quiroga y el perito ingeniero Francisco Troilo. Contó con la colaboración de la Prefectura Naval, el CADIC y la UNTDF.
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