La empresa británica Rockhopper Exploration volvió a expresar su optimismo sobre el proyecto Sea Lion, que apunta a la extracción de petróleo en las Islas Malvinas. Según informaron, la decisión final de inversión podría cerrarse antes de fin de 2025, pese a tratarse de un emprendimiento en territorio argentino usurpado.
Inversión millonaria en suelo argentino ocupado
La primera fase del plan contempla una inversión de US$ 1.660 millones, destinados a la puesta en marcha y producción inicial de crudo. El monto total del desarrollo asciende a US$ 2.050 millones, lo que incluye infraestructura y operaciones posteriores. La producción prevista en la etapa inicial alcanzaría los 55.000 barriles diarios, a través de un buque FPSO, con una proyección de 730 millones de barriles a lo largo de la vida útil del yacimiento.Este tipo de iniciativas se llevan adelante en contra de la voluntad de la República Argentina, que ha reiterado en todos los foros internacionales que las Malvinas son parte de su territorio, reconocido así por resoluciones de la ONU.
Capital británico en territorio argentino
Rockhopper, con el 35% de participación, debe aportar alrededor de US$ 102 millones en esta primera etapa, mientras que el resto proviene de la compañía israelí Navitas, que lidera el consorcio. La firma británica ya emitió US$ 140 millones en capital nuevo para sostener el proyecto y blindarse frente a eventuales sobrecostos.
Soberanía y defensa del Atlántico Sur
Las autoridades argentinas han advertido en reiteradas oportunidades que este tipo de proyectos viola la normativa nacional y el derecho internacional, al explotar recursos naturales en una zona que permanece bajo ocupación colonial británica desde 1833.El intento de avanzar con la explotación petrolera en el Atlántico Sur constituye un nuevo atropello sobre la soberanía argentina, en un enclave estratégico no solo por sus recursos energéticos, sino también por su valor geopolítico.
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