El nombramiento de León XIV como nuevo Papa ha puesto en relieve una conexión poco explorada entre su historia personal y un episodio central de la identidad argentina: la Guerra de Malvinas. Si bien Robert Francis Prevost, su nombre secular, no tuvo participación directa en los hechos del conflicto de 1982, su trayectoria en Perú lo vincula simbólicamente con un país que fue clave en el respaldo logístico y militar a la Argentina durante la contienda.

Prevost desarrolló su misión pastoral en varias ciudades peruanas, entre ellas Chiclayo, donde años más tarde fue obispo. Justamente desde esa ciudad partieron algunos de los cazabombarderos Mirage 5P enviados por la Fuerza Aérea del Perú para reforzar el poder aéreo argentino durante la guerra con el Reino Unido. Este apoyo formó parte de una asistencia secreta que incluyó armamento y logística, en una muestra de solidaridad latinoamericana hacia la soberanía argentina en las islas del Atlántico Sur.

Aunque no hay registros que vinculen a Prevost con decisiones gubernamentales o acciones vinculadas directamente al conflicto, su presencia pastoral en una zona clave durante ese período otorga una carga simbólica al nuevo pontífice en relación a la causa Malvinas. La coincidencia geográfica y temporal ha sido destacada por diversos medios y analistas como una señal de cercanía histórica y afectiva con la región.

Además, León XIV adoptó la ciudadanía peruana y mantiene una fluida comunicación en español, factores que refuerzan su identificación con América Latina y podrían influir en su agenda pastoral desde el Vaticano, en especial frente a temáticas sensibles como la justicia social y los reclamos soberanos.

En su primer mensaje como Sumo Pontífice, León XIV evocó al Papa León XIII, referente de la doctrina social de la Iglesia, y aseguró que su pontificado buscará respuestas ante los desafíos de la era digital, con foco en el trabajo, la equidad y la dignidad humana.

Su perfil, forjado en tierras latinoamericanas y en contacto con realidades complejas, abre expectativas sobre una posible sensibilidad renovada del Vaticano hacia los temas que marcan la historia y el presente de la región, incluyendo el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas.