
Los gobernadores siguen con lupa y con preocupación el impacto en sus finanzas -potencial por el momento en algunos casos, más concreto en otros- de un triple y riesgoso combo: el avance del coronavirus y la sombra que proyecta sobre la marcha de la economía, el derrumbe del precio del petróleo y la turbulencia financiera mundial fogoneada por los dos primeros tembladerales.
Las señales de alerta de los mandatarios se montan en un escenario de por sí exigido, de la mano del sostenido retroceso de la coparticipación y las recaudaciones locales en relación a la inflación, la incertidumbre en torno a la negociación de la deuda nacional y la ausencia de un presupuesto federal que arroje certezas en materia del nivel de remesas 2020 hacia las provincias.
Hay, en rigor, matices -en materia de tiempos- en esa preocupación de los Ejecutivos sobre sus finanzas, a juzgar por un relevamiento desplegado ayer por Ámbito Financiero sobre despachos locales, con eje en las carteras de Economía:
“No hay temor por el momento de un impacto directo del coronavirus, pero el lío financiero agrega incertidumbre”, aseguró ayer un ministro de Economía consultado por este diario, en medio además de los esfuerzos de algunos distritos por sondear una potencial reprogramación de sus vencimientos de deuda.
Por su parte, desde otras dos provincias se apoyaron en el termómetro climatológico actual -y su desaliento por el momento a las condiciones para que se propague exponencialmente el virus- para mostrar a priori cautela.
“Hoy (por ayer) analizamos ese tema: por ahora no parece impactar demasiado, y estamos con clima caluroso”, dijo un titular de una cartera de Hacienda. “Por el clima actual la enfermedad es difícil que se propague por estos días”, coincidió un par de otra provincia.
Sin embargo, los funcionarios saben que si los contagios comienzan a escalar exponencialmente, habrá una traducción negativa en los ingresos de las provincias, a partir de las consecuencias de una merma en la actividad económica si se activan cuarentenas masivas.
“Impactaría en un retroceso de la coparticipación y de la recaudación local”, aseguraron desde un despacho provincial.
Otro ministro habló de un rebote negativo, en ese caso, “en el turismo principalmente, y en la recaudación si se llegaran a dar cuarentenas”.
Desde varios distritos sumaron además su preocupación por un potencial impacto en contra en las exportaciones, por tener a China como uno de los compradores centrales de producciones locales.
En paralelo, el derrumbe ayer del precio del petróleo en cerca del 25% -la caída más pronunciada desde la guerra del Golfo- levantó señales de cautela pero no exentas de preocupación en las provincias ligadas al sector, por su impacto -de extenderse esa tendencia- en la percepción de regalías y en la suerte de las inversiones actuales y por venir (ver página 19) .
El ruidoso desacuerdo -en materia del precio del crudo y de los volúmenes de producción en medio del impacto del coronavirus- entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, y sus socios petroleros, con Rusia a la cabeza, se sumó así a un contexto internacional que amenaza con complicar aún más la agenda 2020 de los gobernadores.
A este escenario se agrega además un terreno de base preocupante para los mandatarios, a partir de los retrocesos que muestran la coparticipación y las recaudaciones locales, y los riesgos que entrañan las turbulencias financieras globales y la escalada del riesgo-país.
En esa línea, el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), Nadin Argañaraz, enmarcó ante Ámbito Financiero que “es significativo lo que pasa con la recaudación tributaria, relacionado con la dinámica de la actividad económica y el aumento de la evasión y de la morosidad que se ha dado en el último año debido a la recesión”.
“Eso afecta a la recaudación de Ingresos Brutos, que es la principal fuente de recursos propios de las provincias, y se está viendo una importante caída real de la coparticipación en los primeros dos meses del año, relacionada con la caída en IVA y Ganancias, que en gran parte es coparticipable”, explicó Argañaraz. Y advirtió que “ésto está marcando una caída real del financiamiento de las provincias, que veo difícil que se recupere totalmente en lo que resta del año, y más en este contexto de incertidumbre global en el que estamos insertos es este momento”. “Si las provincias no adecuan el gasto real a la dinámica que está teniendo el financiamiento genuino real, pueden empezar a tener complicaciones de financiamiento por desequilibrios primarios, y no hay contexto para ese financiamiento”, enfatizó.
Argañaraz además remarcó que “en este contexto de suba del riesgo país, se torna compleja la negociación de la deuda para el Gobierno nacional y para las provincias”.
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