Con un dato de cierre de 2022 de la pobreza que marcará hoy una suba -la UCA estima que cerró en 39%-, el año pasado marcó la paradoja de un PBI en alza pero acompañado por el avance de la inflación que no llegaron a compensar los ingresos, mientras que la indigencia encontró un amortiguador en los planes sociales.

Los datos de febrero mostraron una inflación mensual del 6,6% -con un salto fuerte en alimentos- y una interanual del 102,5%. Pero la suba de la canasta básica alimenticia tuvo una suba del 11,7% en febrero y el interanual dejó un 115%, 12,5 puntos más que el índice general de inflación.

Las cifras oficiales rondarán el 38% para el segundo semestre de 2022 mientras que si se descuenta el efecto del aguinaldo, estaría en torno al 41%. Ya sin Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), los planes sociales sirvieron como amortiguadores, en tanto, para los números de indigencia. Pese a eso, Agustín Salvia de la Universidad Católica Argentina (UCA) remarcó que hay un 8% de indigencia. Es decir, 4 millones de personas.

Para Claudio Lozano, ex director del Banco Nación, la pobreza "está retornando a los peores momentos de la pandemia". La evolución de la actividad económica y de los precios nos hacen pensar que en el primer trimestre de este año la pobreza ascenderá a 38,9%, estimó. La proyección de Salvia marca el 39% para fin de 2022 y advierte que con las cifras del arranque del año estará por arriba del 40%.

Para el economista Leopoldo Tornarolli, Investigador Senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) el tercer trimestre podría haber marcado un 37,8% de pobreza y el cuarto, sin aguinaldo, un 39,5% "si se mantuvo la situación", aunque si empeoró llegaría arriba del 40%.

"El problema de la inflación es peor en medición de pobreza porque las canastas crecieron mucho más que IPC", coincide con los diagnósticos y advierte que "esto haría pensar en el peor escenario, pero la evolución del empleo contuvo parcialmente los ingresos de los hogares".

Bonos focalizados para sectores vulnerables

Sobre el efecto de contención de los planes sociales, el analista de datos Mauro Infantino graficó el impacto positivo de las transferencias en la indigencia.

En medio de los datos preocupantes que marca la inflación que no cede y pronósticos para marzo que rondan el 7%, el Gobierno no descarta nuevos bonos pero bajo la condición que impone el Fondo Monetario Internacional: que la asistencia social sea focalizada. Esta semana el FMI volvió a apuntar contra los subsidios generalizados en el marco de nuevos factores que presionan a la inflación mundial y que tienen efecto en la Argentina.

La pobreza en función de los ingresos seguirá el ritmo de la inflación mientras que las mediciones "multidimensionales" de acceso a servicios básicos no dejan mejores resultados.

Alerta roja en la infancia

Un reciente informe de Unicef que toma en cuenta esa variable multidimensional detalló que dos de cada tres niñas y niños de Argentina (66%) son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos, como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua o a un hábitat seguro.

Allí apuntaron a los vacíos de deja la Asignación Universal por Hijo (AUH), donde un millón de chicos no tiene cobertura mientras que agregaron que "la inseguridad alimentaria está en aumento", según planteó Luisa Brumana, representante de Unicef -el área de Naciones Unidas para la infancia- en la Argentina.

En agosto del año pasado, habían advertido que más de un millón de chicos se saltea una comida por día en la Argentina, pese a que el país es uno de los principales productores mundiales de alimentos. En los adultos son 3 millones los que dejan de comer una de las cuatro comidas, "muchas veces para que coman los chicos", agregó Unicef.