La propuesta establece que, al momento del cierre de listas, los diputados que no hayan cumplido la mitad de su período no podrán ser inscriptos ni oficializados como candidatos al mismo cargo. Según los fundamentos del texto, esta medida busca “preservar el pacto de confianza entre el elector y el elegido”, evitando que los votantes se vean engañados por candidaturas que en muchos casos implican la renuncia a una banca en ejercicio.

Los impulsores del proyecto sostienen que la práctica de volver a postular a legisladores en funciones solo para “traccionar votos” distorsiona la representación democrática. “Se utiliza el prestigio del cargo y la visibilidad obtenida durante el mandato para encabezar listas, aun cuando existe una alta probabilidad de que se renuncie a la banca original al ser elegido nuevamente”, advierte la iniciativa.

Además, remarcan que esta estrategia constituye una forma de engaño tanto para quienes depositaron su confianza en la primera elección como para los que vuelven a votar bajo una premisa falsa.

El texto legislativo argumenta que la reforma contribuiría a mejorar la calidad del debate público, evitar la concentración de poder en figuras repetidas y fomentar una cultura política más transparente y responsable.

“Al obligar a un diputado a completar al menos dos años de mandato antes de aspirar a la reelección, se fortalece la integridad del sistema democrático y se protege la confianza ciudadana”, concluye el proyecto.