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Nacionales

Se venden cada vez menos autos 0Km

Fue un año inesperado para los vendedores de autos. Acostumbrados a que las épocas de crisis o bonanzas se sucedan muy rápidamente en un país con ciclos muy cortos como es la Argentina, nunca antes habían sufrido la pérdida de rentabilidad y las presiones de las fábricas como en 2018.

Con una caída en los patentamientos de 10% el año pasado, pero que midiendo solo el segundo semestre llegó a 40%, las empresas terminaron con un stock acumulado que serviría para trabajar hasta la mitad de 2019 sin recibir un solo auto más de las terminales.

Sin embargo, en diciembre, cuando las fábricas tenían que cumplir con sus objetivos, “le tiraron por la cabeza” otra centena de vehículos para que vendan,palabras que utilizó el dueño de una de las cadenas más grandes del país, representante de diferentes marcas, para explicar lo sucedido.

Indignado como nunca, este empresario de bajo perfil dijo que en toda su historia como líder de concesionarios, negocio en el que lleva más de tres décadas, jamás había visto una situación como la actual, de tantas presiones y exigencias, y que es “ilógico” que las automotrices pretendan recuperar la abultada devaluación que se dio en pocos meses de un día para otro.

Esta urgencia por trasladar a precios el cambio del dólar, terminó paralizando aún más las operaciones con los 0Km y provocando este “desastre” en un mercado que venía traccionando muy bien y rindiendo aún más a la economía en general.

“La situación es crítica, porque primero se trabajó sin rentabilidad durante varios meses y ahora se agregó la caída en las suscripciones a los planes de ahorro y las ventas financiadas, que era lo que permitía sostener las estructuras de los puntos de ventas”, dijo Alberto Príncipe, representante de la Cámara de Comercio Automotor (CCA).

“El auto es dólar y subió a la par de la divisa, provocando que la gente no solo no compre, sino que también abandone el pago de las cuotas de los planes porque se duplicaron”, concluyó.

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La situación es tan grave que ya empiezan a verse las primeras persianas bajas en puntos de venta históricos. El problema es que el sector se venía preparando para vender 1 millón de unidades y la estructura comercial quedó sobredimensionada: en 2018 apenas se superaron los 800.000 vehículos y para este año se espera que se comercialicen 120.000 autos menos. 

“Es imposible sostener las estructuras y este año será peor”, dijo el titular de otra red de concesionarios que trabaja para dos marcas líderes, quien también prefiere mantener el anonimato.

Ante esta situación, la medida que se empieza a estudiar en la mayoría de los casos no tiene alternativa, más cuando se trata de cadenas con tres o más puntos de venta. \"Hay que cerrar sucursales e ir migrando el stock y alguna parte del personal a las casas centrales, en zonas más transitadas\", explicó.

Sin embargo, ya hay persianas bajas en corredores destacados como Avenida del Libertador, donde un tradicional punto de venta de Peugeot, ubicado en la esquina de Ortega y Gasset, dijo \"basta\". Lo mismo pasó a unas pocas cuadras con otro representante oficial de tres marcas importadas, Volvo, Jaguar y Land Rover.

Un poco más lejos, en el barrio de Belgrano, puso candado a las puertas un punto de venta de Car One, mientras que otro clásico de una importante marca ubicado en Villa Urquiza también decidió abandonar el local. La situación es más compleja en provincias como Mendoza o Córdoba. 

Así, son varios los casos que día a día empiezan a multiplicarse, con expectativas aun más negativas para los próximos meses. 

“En 2019 habrá muchos cierres y despidos, porque el costo fijo de mantener un concesionario es enorme entre local, impuestos, servicios. Y hoy no alcanzan los ingresos ni siquiera para lo básico”, dijo Príncipe.

Las consecuencias directas impactan en el empleo. Según el presidente de la CCA, en la Argentina hay un total de 1.100 concesionarios registrados activos, y los puestos de trabajo que sostiene una red de volumen, con cinco sucursales, van de 300 a 500 empleos.

“El total de los trabajadores de los puntos de venta es seis veces mayor que los puestos creados por todas las terminales juntas”, explicó Príncipe.

En el sector estiman que hay 2.000 empleos seriamente afectados, que podrían perderse en los próximos meses si no repuntan las ventas. Cifras extraoficiales hablan de una cifra incluso mayor. 

Sin embargo, hay diferentes realidades y lo cierto es que la situación de cada empresa, en su mayoría Pyme, depende de su organización.

“Es un negocio con muchas diversidades. Está el que siempre trabajó con capital de trabajo propio, que le alcanza con vender dos autos por mes para pagar los gastos fijos, y el que siempre trabajó financiándose con plata de los clientes, que hoy está en una complicada situación”, explicó uno de los consultados. 

“Únicamente los que estén bien capitalizados no sufrirán tanto, el resto no se podrá salvar porque no hay financiamiento, el que existe es con tasas del 80% y es inevitable que aumente el desempleo”, agregó.

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