
“La Sedronar tiene que interpelar a todos los sectores sociales”, advierte Gabriela Torres desde el sillón negro de su despacho, en el tercer piso del edificio de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación. Detrás suyo, una foto de ella abrazada al presidente Alberto Fernández, una estatuilla de Néstor Kirchner a la que se le rompió la mano que hacía los dedos en V (“Quedó con un puño trotsko”, bromea) y una virgen de Caacupé (la patrona de Paraguay) sintetizan el perfil de esta funcionaria que, desde hace 15 días, enfrenta el mayor desafío de su carrera profesional y política.
En una entrevista mano a mano con Infobae, la sucesora de Roberto Moro, Rafael Bielsa y el cura Juan Carlos Molina, entre otros, analiza el consumo de alcohol en jóvenes adultos, opina sobre el caso de Villa Gesell y sobre la regulación del cannabis, cuyo proyecto está elaborando el Ministerio de Seguridad junto a otras carteras del gobierno nacional.
“El alcohol sigue siendo el mayor problema que tenemos. Las muertes son por alcohol. Nadie se muere por otra sustancia. Tenemos un montón de muertes por alcohol”, remarca y también se manifiesta a favor de despenalizar la tenencia y el cultivo de cannabis porque “quien consume no puede ser tratado como un delincuente”.
Cuando Torres cumplió 25 años de egresada del colegio ENSPA de Avellaneda, su profesora de Matemáticas le regaló un texto que ella, Gabriela, había escrito a los 16 años, en 1983, con la dictadura todavía haciendo sombra sobre el espíritu de la democracia. Era una especie de autobiograf
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