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Nacionales

Siete de cada diez prendas vendidas en Argentina ya son importadas

El panorama en la industria textil argentina atraviesa uno de sus momentos más delicados de los últimos años. Referentes del sector y entidades como Fundación Protejer y la Red Textil advierten que la combinación entre el aumento de los costos internos y la flexibilización de las importaciones ha provocado una paralización en buena parte de las fábricas nacionales, con severas consecuencias para el empleo y la producción.

Según datos relevados por las organizaciones, actualmente el 67% de la indumentaria que se vende en el país proviene del extranjero, desplazando a los productos locales y generando una marcada caída de la actividad nacional. Las ventas crecieron en la primera parte del año, pero el repunte favoreció casi exclusivamente a la mercadería importada, dejando a la producción argentina en segundo plano.

Los informes de Fundación Protejer reflejan cifras históricas en la entrada de textiles y ropa del hogar, con incrementos interanuales del 86% y 109% en volumen, respectivamente, durante el primer trimestre. Al mismo tiempo, el valor en dólares de estos productos apenas aumentó, lo que sugiere que muchos de ellos están ingresando a precios considerablemente más bajos que en años anteriores y compiten en condiciones desventajosas con la industria local.

El fenómeno se repite en el rubro de tejidos, donde el ingreso de tejidos de punto marcó un récord que no se veía desde hace más de una década: más de 30.000 toneladas importadas en solo tres meses, superando ampliamente los niveles de años previos.

Para los industriales, la situación es crítica. Luciano Galfione, presidente de Fundación Protejer, asegura que "seis de cada diez máquinas están paradas en la Argentina", lo que repercute directamente en la generación de empleo y el funcionamiento de la cadena de valor. Desde principios de año, el sector textil perdió 10.000 puestos de trabajo, y la tendencia podría agravarse si no se revierten las actuales condiciones.

El directivo también sostiene que la reducción de aranceles impacta negativamente en quienes producen localmente, en tanto la competencia externa llega con precios y condiciones laborales muy diferentes a las que rigen en el país. En debates recientes en redes sociales, Galfione remarcó que el problema de los precios no se limita a la producción nacional, sino que abarca toda la cadena comercial y otros factores estructurales como impuestos, logística y servicios.

Por su parte, Melen Vergniaud, representante de la Red Textil, señala que la problemática tiene múltiples aristas: la competencia con productos fabricados en países con menores estándares laborales y la falta de actualización tecnológica en la industria local, lo que encarece aún más los costos de producción en Argentina.

Las organizaciones alertan que si la situación no cambia, peligran alrededor de 150.000 empleos en el sector, afectando a cientos de empresas y pymes textiles que hoy enfrentan un futuro incierto ante la avalancha de productos importados y la falta de políticas de resguardo para la industria nacional.

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