
El buque avanza lento y silencioso hacia el fin del mundo, penetra en el desierto de hielo, que se resquebraja y astilla ante el paso del coloso de metal.
El rompehielos ARA Almirante Irízar enfila hacia las bases argentinas radicadas en la Antártida, embarcado en la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2019-2020.
El objetivo es aprovisionar con suministros para todo un año a las ocho estaciones nacionales en el continente blanco y la travesía dura algo más de dos meses y medio.
Aproximadamente 300 personas viajan a bordo de la nave insignia de la Armada Argentina. Entre los miembros de la tripulación compuesta por militares, científicos y cocineros, también se encuentra Gretel Gaffoglio, periodista de Clarín.
La cronista, que dice amar el mar más que la tierra, habló desde la inmensidad del océano argentino con Gonzalo Sánchez y compartió la experiencia de viajar a bordo del rompehielos.
“En la segunda etapa de la campaña, vamos a la base más austral de la Argentina a 1300 kilómetros del polo sur: base Belgrano II. Los científicos que residen ahí están totalmente aislados. Solamente puede llegar un rompehielos allí. El Irízar es el único rompehielos en toda Sudamérica”, explicó.
“Cuando te adentrás en el mar de Weddell -con destino a la base Belgrano II-, te metes en el temperamento de la Antártida. Hay una corriente en la que hay muchos desprendimientos de hielo y muchos témpanos. Hielo marino y hielo terrestre. El primero se da por agua de mar que se congela y el segundo se desprende de un glaciar”, continuó.
Gretel expresó que, a medida que el navío se interna en la Antártida, “los hielos empiezan a tener tamaños siderales y distintas durezas, y al ojo humano es algo inédito” ya que “es como estar en la luna pero congelada”.
En cuanto a la posibilidad única de navegar en el buque argentino, nada menos que hacia tierras que se caen del mapa, la entrevistada calificó como “fascinante” estar a bordo del Irízar.
“Tenes la oportunidad de ver en acción con mucha alma de sacrificio de patria. Es gente distinta a los civiles normales pero con una fuerte vocación de exploración, de patria y de ser parte de algo importante. El sentido de camaradería. Es un muestrario de la Argentina porque hay gente de todas partes del país”, consignó la viajera.
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