
Docente de Lengua y Literatura, licenciado en Educación y delegado sindical, Hugo Iglesias se presenta como “un trabajador más” que decidió dar el salto a la política desde las aulas y la militancia gremial. Con ese perfil, el candidato a senador por la Lista 505 del Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad recorre barrios, reparte material y conversa con vecinos en una campaña “a pulmón”, sin financiamiento empresarial ni del Estado, según enfatiza.
A menos de tres semanas de las elecciones del 26 de octubre, el FITU acelera su despliegue en la provincia con un discurso que busca diferenciarse de las fuerzas tradicionales. En diálogo con FM Master’s, Iglesias trazó su diagnóstico de la crisis y delineó sus prioridades: “soberanía y trabajo” como ejes inseparables para Tierra del Fuego.
Para el postulante, el régimen de promoción industrial debe revisarse “para que funcione en beneficio de quienes producen y no de las patronales”. En esa línea, cuestiona la precarización laboral en una provincia con fuertes incentivos fiscales y alerta sobre políticas nacionales que, a su juicio, “golpean a la producción local” y abren la puerta a la desindustrialización. “No levantamos la mano para leyes que recortan derechos y vacían la industria”, remarca al diferenciarse de quienes apoyaron la Ley Bases.
Una propuesta distintiva de su plataforma es la estatización con control obrero de las empresas que cierran o despiden. Iglesias menciona casos como Barpla o Pestrin para graficar su planteo: ante el cierre, el Estado debería intervenir y retomar la producción para el mercado interno, fabricando insumos esenciales para hospitales y escuelas. “No se trata de crear burocracias, sino de que los propios trabajadores gestionen al servicio de la sociedad”, sostiene, marcando su contraste con el “achique del Estado” que atribuye a gobiernos neoliberales “de Martínez de Hoz a Macri y Milei”.
El candidato también apunta al endeudamiento y al vínculo con el FMI. Propone suspender el pago de lo que considera una deuda “ilegítima” para volcar recursos a salarios y producción. Advierte, además, sobre cesiones de soberanía asociadas a compromisos financieros y rechaza la instalación de bases militares en la isla. “Decimos no al pago de la deuda y no a la entrega del territorio”, enfatiza.
Iglesias reivindica las prácticas internas del FITU como prueba de coherencia: diputadas y diputados que perciben el equivalente al salario de un director de escuela y destinan el resto de la dieta a luchas obreras y reclamos sociales. “No somos profesionales de la política; muchos terminan su mandato y vuelven a su trabajo de siempre”, subraya, citando referentes como Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Romina del Plá.
De cara a los comicios, admite que la competencia por las bancas es compleja, pero confía en crecer respecto del 5% obtenido en la última elección. Apuesta a seducir a trabajadores que “no se sienten representados ni por el oficialismo ni por la derecha libertaria” y a consolidar “una alternativa de los de abajo”.
La campaña, resume, combina calle y formación política: stands, encuentros, volanteadas y asambleas. “Nunca gobernamos, pero seguimos construyendo una salida desde abajo”, concluye Iglesias, convencido de que la combinación de soberanía, empleo con derechos y control obrero puede abrir otro horizonte para Tierra del Fuego.
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