
En una entrevista con Radio Provincia, el biólogo Adrián Schiavini, investigador del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), expresó su preocupación ante la situación crítica que atraviesa el sistema científico argentino. Según explicó, la falta de ejecución presupuestaria por parte del Gobierno Nacional está afectando gravemente el funcionamiento de los organismos de investigación en todo el país, incluida Tierra del Fuego.
Schiavini explicó que “la situación está peor que el año pasado” y advirtió que “el Gobierno nacional está decidido a que las capacidades científicas argentinas se marchiten”. En ese contexto, confirmó que investigadores y científicas fueguinas adhirieron a la jornada nacional de protesta para reclamar la reactivación de los fondos comprometidos en 2023, que aún no han sido ejecutados.
El investigador señaló que la crisis no golpea solamente al CONICET, sino también a otras instituciones como las universidades, el INCAA, el INTI, la CONAE y la CNEA. “Hay personas que concursaron en 2023, fueron aprobadas, pero todavía no ingresan porque el Estado no abre las vacantes. Lo mismo sucede con personal técnico y de apoyo”, remarcó.
Respecto al funcionamiento del CADIC en Ushuaia, explicó que las restricciones presupuestarias ya están afectando el trabajo cotidiano. “Cada vez se investiga menos porque no se puede salir al campo o comprar insumos básicos como reactivos. Eso impacta directamente en la generación de datos y resultados científicos. Y sin datos, no hay ciencia”, lamentó.
Schiavini también denunció que la falta de inversión impide poner en funcionamiento equipamiento clave, como un microscopio electrónico recientemente adquirido, único en la Patagonia sur. “No se puede usar porque se necesita adecuar el edificio y contratar personal capacitado, y para eso no hay fondos”, afirmó.
En cuanto a los salarios, explicó que “un investigador que recién ingresa al sistema cobra alrededor de un millón y medio de pesos mensuales, pese a contar con doctorados, postdoctorados y hasta 15 años de formación”. Y agregó: “Son sueldos que no reflejan el nivel de formación ni de responsabilidad. Muchos colegas están abandonando la ciencia o emigrando”.
Finalmente, alertó que la situación tendrá consecuencias graves a largo plazo. “Lo primero que perdemos es la capacidad propia para resolver problemas. Terminamos comprando conocimiento afuera, dependiendo del extranjero. Y lo que se destruye en un año y medio, puede tardar diez años en recuperarse. La fuga de cerebros ya está en marcha”, subrayó. Además, advirtió que “los fierros se compran, pero el conocimiento humano tarda años en formarse. Y se destruye muy rápido”.
Compartinos tu opinión