Una vecina de la ciudad de Rio Grande, radicó una denuncia judicial por hechos de abuso sexual en su infancia por parte de la pareja de su madre. A fines de 2019, el abusador habría intentado cometer un nuevo hecho contra la victima que hoy es mayor de edad.

Con el objetivo de visibilizar el reclamo a las demoras judiciales que existen para esclarecer los casos de abuso sexual infantil, la mujer que hoy tiene 46 años accedió a relatar su caso en diálogo con Minuto Fueguino.

“Es una situación que comenzó en mi infancia a los 11 años más o menos hasta los 13. Estos hechos pararon cuando expresé como pude lo que sucedía, como cualquier chico de esa edad”, indicó.

“Esta persona era muy manipuladora y quedó todo como que era un mal entendido”. Sin embargo, la vecina relató que luego, “siguió la violencia intrafamiliar, abuso psicológico, físico, tanto hacia mi como a mi mamá”.

Como consecuencia de estos episodios, Estela sostuvo que debió ser internada en varias oportunidades en Buenos Aires y en nuestra ciudad por depresión. “Con el pasar de los años esto me afectó un montón, me trajo muchos problemas a nivel personal”.

En ese aspecto resalto la importancia de tener en cuenta, “los problemas de conductas que se dan en niños y en adolecentes”, como posibles indicios de abusos.

Para la llegada de su adultez, sostuvo: “Fui y volví varias veces a la provincia. Para el inicio de la pandemia me quedé en un departamento que me dio mi mamá, que construyeron junto con esta persona”.

“A fines del 2019 viví nuevamente una situación de acoso con esta persona, un intento de abuso también. Con mi mamá decidirnos irnos de ahí, nos escapamos prácticamente porque la situación de violencia contra ella era insostenible”, dijo la mujer.

“Esta persona se aprovechaba que yo estaba sola, sin trabajo y no tenía otro lugar donde vivir”, añadió.

“Él tiene su imagen hacia el público intachable pero adentro de la familia ejercía todo tipo de violencia, hasta patrimonial tanto para conmigo como para mi madre. Aprovechándose de la vulnerabilidad y que nadie nos podía defender”, detalló.

Sobre este último hecho, la vecina tomó el valor de denunciar al abusador de su infancia, “me asesore con el 144 –atención a víctimas de violencia-, donde me dijeron que los casos así no prescriben, mas sumándose un nuevo intento de abuso sexual a mis 46 años”, lamentó.

En cuanto al avance del tiempo y la decisión de tomar acciones legales, dijo: “Por ahí uno no logra entender por qué se tarda tantos años en denunciar esto, pero recién hace muy poco tiempo se habla de la violencia de género y el tema de los abusos. Lo hablé un montón de veces cuando estuve internada en su momento, pero no se hizo nada tampoco.

En ese sentido, agregó: “con mi familia quisimos tratar, incluso yo, de dejar esto en el pasado, pero ahora soy adulta y no voy a permitir que vuelva a pasar lo mismo. Cuando era chica no me podía defender ni expresar, pero eso ya se terminó”.

“De grande decidí que esto no me iba a matar, porque uno se arruina la vida lastimándose y la otra persona sigue su vida como si nada”, aseveró.

Actualmente el objetivo de Estela es visibilizar las causas y que la justicia aceleré los procesos penales en este tipo de delitos.

“Luego de la denuncia no supe más nada, me avisaron que tenía restricción de acercamiento, pero el tema es que la Justicia es muy lenta porque no me han llamado ni para declarar para ver cómo sigue esto”.

“Me contacte con las Madres de Pañuelos Amarillos, quienes sostienen y viven esta lentitud en sus causas, entonces una forma de presión que nos queda es lo mediático. Ahora me queda ayudar a mi mamá, que es grande, tiene más de 70 años y está en proceso de separación”, manifestó finalmente.