
El 13 de diciembre de 1982, fue asesinada Florencia Ángelica Rojas, una maestra que recibió un disparo desde el Casino de Oficiales del Batallón de Infantería de Marina N°5. La joven oriunda de Catamarca se trasladó con sus hermanos hasta la ciudad de Río Grande, donde comenzaría su trabajo como docente, su hermana María Rufina Rojas expresó “Cuando se recibió de maestra de actividades prácticas estaba trabajando en Caleta Olivia, donde vivía una de mis hermanas, con el tiempo se quedó sin trabajo porque estaba haciendo una suplencia y se vino para Río Grande y vivió por un tiempo conmigo.”

Ese día, Florencia se había reunido con algunas de sus amigas a tomar algo en el Hotel Ibarra, salieron de allí y pasearon en un vehículo por el centro de la ciudad para despedir el año. Una de sus amigas Nely Gomez comentó “Dimos vuelta por San Martín, y cuando llegamos a Fagneano, por la farmacia, empezaron a tirar no dieron ninguna voz de alto. (..) El primer balazo pasó sobre mi cabeza, les dije a las chicas que se tiren, ellas no tuvieron tiempo de nada”. Nely Gómez (Medio: Noticias – Río Grande- publicación del día martes 14 de diciembre de 1982)
Seguidamente, “Lita” como la llamaban sus más cercanos, expresó que no se sentía bien y que se quería bajar del vehículo. Su hermana relató que Florencia iba en el asiento trasero, estiró su mano y tenía húmedo, fue en ese momento que se dieron cuenta que la habían herido, quien horas más tarde murió en el Hospital de la ciudad.
Al momento de conocerse este suceso, los vecinos y el gremio docente, marcharon en busca de justicia sobre la muerte de esta mujer. Luego la velaron, sus familiares junto a la hermana Ines de la Parroquia Virgen del Carmen quien los acompañó. “Mi hermana era catequista, aparte de trabajar en la escuela n°8. Los vecinos juntaron dinero y la trasladaron en avión de la gobernación a Buenos Aires y de ahí hasta Catamarca, con la familia nos fuimos en aerolíneas. Ella ahora descansa en el cementerio del pueblo”
En ese momento, el responsable del BIM N°5 era Carlos Hugo Robacio destacado por su labor dentro del batallón. Según, los relatos de los militares hacia la familia, a Florencia y sus amigas las confundieron con otras personas que habían pasado minutos antes por el Casino de Suboficiales. Las explicaciones del Capitán Robacio las catalogó como un “accidente” y les brindó a las mismas una insólita propuesta para remediarlo.
Dicha propuesta, consistía en que su hermana, María Rojas, seleccionará cuál era el castigo que le correspondía a la persona que ejecutó el disparo, a lo que expresó “Le dije que a mí no me correspondía dar ningún castigo, que si tuviera que elegir algo era que me devuelvan a mi hermana viva”. Seguidamente, comentó “Vino esa noche él con dos militares más, había un taquígrafo y uno que escribía a máquina. Es decir que ellos tienen todo documentado, tal vez no esté con las mismas palabras que digo ahora, pero de eso me acuerdo, seguramente debe estar registrada esa charla en el BIM, en algún lugar”.
Lamentablemente, cada aniversario de este hecho en el que la joven maestra perdió la vida, se espera que finalmente se haga justicia por este suceso y por otros que aún siguen siendo ocultos por la sombra de la dictadura. Por años se encubrió y se protegió a los responsables, considerándolo como un exceso pero“esa decisión no sólo estaba apañada por las altas cúpulas militares de la ciudad” manifestó la familia Rojas.

Uno de los diarios locales de aquella época reflejando lo sucedido:






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