El odontólogo Mario Gordillo fue condenado a 12 años de prisión por abuso sexual cometido en el año 2011, del que resultó victima un niño en ocasión de ser su paciente, entre los 11 a los 13 años de edad y que años más tarde se animó a denunciar.

Luego de conocerse la sentencia a principios de este mes, la víctima, sostiene que Gordillo estaría detenido bajo condiciones de comodidad y exclusividad a la que ningún otro preso llega.

“Una condena de 12 años es demasiado corta porque es algo con lo que nosotros vamos a vivir toda la vida. Era de esperarse que no fuera tan alta para el doctor Mario Gordillo, por el estatus que él tiene”, dijo el denunciante en dialogo con Aire Libre FM.

El odontólogo enfrenta también otras denuncias en Río Grande que salieron a la luz una vez conocido este caso. “Solamente me contacto con una de las víctimas, familiar bastante cercano a él, que la pasó mucho peor a lo que pase yo, es aberrante haberlo escuchado, es bastante crudo y fuerte”.

Con condena firme a su causa, ahora denuncia que Gordillo goza de privilegios, “una persona una vez condenada tiene que estar dos semanas en inanición, adentro en un cuartito de dos por dos, como un proceso de adaptación. Pero hablando con esta persona y con otros contactos, pude enterarme que Mario solo estuvo dos días y pagó para que lo llevaran al pabellón D, que es en donde están los reclusos por salir”, comentó.

“Lo que espero, así sea la condena corta o larga, que la cumpla como cualquier otro recluso sin ningún tipo de privilegios. Pero como era de esperarse pagó para acomodarse y está en un lugar donde está tranquilo. No lo metieron en un pabellón común, no se lo tomó como un violador, como se lo tomaría a cualquier otra persona”, cuestionó Matías.

En el mismo sentido, enfatizó que esta situación genera una gran decepción frente a varios años de lucha, “me dicen que hay que tener valor y fuerzas, pero al final del día se siente como que todo fue en vano porque, aunque este condenado no la va a padecer y va a estar durmiendo más tranquilo que uno. Una vez que se dio a conocer mi caso, muchísima gente más salió a denunciar, lo cual estoy bastante orgulloso de eso, aunque es lamentable que hayan tenido que pasar algo así”.

“Sin embargo, sostengo que un preso a la condena la tiene que padecer para sentir algún tipo de arrepentimiento, remordimiento mínimo. Aunque todas las denuncias surjan y le den muchos años más, él va a seguir teniendo sus privilegios, va a salir siendo la misma persona porque tampoco se le dio de baja a su matrícula y en unos años más va poder seguir trabajando de lo mismo”, cerró.