Manuel Tony Márquez nació hace 74 años en Río Grande, se crio en una familia de 7 hermanos en paralelo a la construcción de la actual ciudad. En una entrevista exclusiva con Minuto Fueguino, accedió a relatar algunas de sus vivencias y recuerdos de vida aproximándose el Centenario.

“Nací en el hospital del Batallón de infantería en el año 1947, mi papá era cadete en el Banco Nación y ese fue mi primer hogar. Ahí estuvimos un año y medio, después nos fuimos a Moyano al 400 donde está actualmente la casa de mi madre”, comentó Tony.

Con un fuerte arraigo sobre el territorio, Márquez conformó su familia compuesta por 4 hijos, diez nietos y dos bisnietos.

“La mayoría de los recuerdos que tengo son gratos. De este Rio Grande nuevo yo tengo a mi familia; hoy tenemos una ciudad hermosa, pero nos costó lograr contar con la ciudad en la que vivimos”.

Recuerdos de su infancia

“Teníamos un patio grande donde en verano era una mini cancha de futbol y en invierno era una pista de patinaje porque eran 50 metros de fondo. Era buena la niñez nuestra”, relató.

Sobre la educación y el trabajo en la ciudad, sostuvo: “Hice el jardín de infantes en una casta que pertenecía al colegio María Auxiliadora y que gracias a Dios aún se mantiene en el mismo lugar”.

“Después hice el primario en la Escuela 2 e intente cursar el secundario, pero no me gusto”, añadió.

Fue en ese momento que Márquez comenzó su vida laboral jubilándose en 2021 en Vialidad Provincial.

“Mi primer trabajo fue de repartidor de diarios que llegaban, repartía en las pocas casas que había”, recordó y añadió, “también trabaje en varios talleres limpiando piezas y por muchos años más trabaje para el contador don Grieco, que estaba donde está Carrefour ahora. Luego me pasé al lado que era la agencia Chevrolet”.

“Luego me fui a trabajar a Vialidad Nacional y luego a Vialidad Provincial hasta que me llegó la jubilación”, recordó.

“Estoy convencido de que vivir en Río Grande era duro pero las que más lo sufrían eran las mujeres porque ellas hacían todo. Cocinaban todos los días y hacían, además, el pan, lavaban la ropa a mano. Bañaban a los chicos en una tina o en un fuentón grande y no había calefacción. Además, hacían infinidad de cosas en la casa sin la ayuda de nadie ni de nada.

Por su parte, los hombres, solo se dedicaban a trabajar afuera. “Sólo tenían la labor de levantarse muy temprano para encender el fuego para calefaccionar la casa”.

Recordó que cuando los chicos regresaban de la escuela, debían ir a buscar agua al aljibe que había frente a la casa para luego picar la leña. “Una vez terminado ese trabajo, recién nos dejaban salir a jugar”.

Lugar de distracción: El antiguo cine Roca

Tony recordó que hace unos años, en Río Grande no había muchos lugares de distracción, pero existía el Cine Roca.

“Siempre nos juntábamos los domingos a las 11 y de ahí veíamos a dónde íbamos a ir, al cine roca o a la matiné de noche”.

Con añoranza expresó, “muchos de nuestros sentimientos están ahí, donde fue el lugar que invite por primera vez a mi señora que llegó del jovencita del Chaco”.

Además de este histórico espacio, se encontraba la llamada Confitería Libertad y otro que funcionaba en la Hotel Ibarra. Sin embargo, se utilizaban mucho las fiestas familiares.

Próximo a cumplirse 100 de la ciudad, el riograndense Tony Márquez se puso manos a la obra para conmemorar este notable momento. Plasmo en diversos dibujos algunos de los lugares más destacable de su querida ciudad

“Sé que a le gente le gusto así que desde el Roca me dijeron que lleve los cuadros; me gustaría que esto no se pierda porque creo que a la edad mía somos los únicos que podemos recordar particularidades de nuestra ciudad”.

En esa línea, se encuentra en proceso de elaboración de un libro que cuenta algunas anécdotas con ilustraciones propias.

“Es mi historia, está contado a mi manera, pero me gustaría agregarle y que es mi sueño, todas las fotos que hemos ido juntando; en realidad el que más ha juntado es Mingo Gutiérrez porque empezó con la historia hace muchos años”.

“Cuando me jubile comencé a recolectar, a meterme por todos lados, hablé con gente que me conoce y me aportaron fotos. Mi idea es plasmarla en el libro para que estén todas juntas. La idea es terminarlo con ayuda de mis hijos y conocidos antes de diciembre”, adelantó.

La época comercial

Al ser consultado sobre el comercio y consumo en la pequeña población, precisó que, “donde esta Soldasur de Fagnano y San Martin, estaba el comercio de Tito Ibarra, mi mamá nos mandaba a comprar con una libreta y a fines de mes se le pagaba. Cada vez que se pagaba te daba de yapa duraznos, dulces o alguna otra cosa que siempre nos daban”, indicó.

“También estaba el comercio “Estrella del Sur” que era de Gliubich que estaba en Rosales y Piedrabuena. Esos eran los comercios más grandes o los más conocidos”, indicó Márquez.

También había varias carnicerías chicas, “pasamos una época donde te vendían de carne lo que te tocaba, es decir lo que quedaba en el momento. Siempre era carne de capón, no se podía elegir. En cuanto a la carne vacuna, “la conocí de grande”.

Al finalizar su relato, se mostró sorprendido al ver el crecimiento de la ciudad, “Hoy miro esas fotos y no puedo creer que Rio Grande haya crecido tan rápido. Creo que ni el más visionario hubiera pensado que seria así, es increíble y que yo lo haya vivido”.