
Un padre de Ushuaia relato la difícil situación que atraviesa junto a su hija de nueve años, en medio de un conflicto familiar y la intervención de la justicia y las instituciones públicas vinculadas a género, familia e infancia.
Según explicó el hombre en diálogo radial, durante el último año el vínculo con la madre de su hija se vio atravesado por múltiples dificultades, que impactaron gravemente en la salud emocional de la niña. El conflicto se intensificó tras una sentencia judicial del Juzgado de Familia N°1, a cargo del juez Ferreto, que estableció un régimen comunicacional donde la niña debía estar con su padre lunes, miércoles, viernes y fines de semana compartidos.
“La madre cuestionó la sentencia, incluso alegando falta de perspectiva de género, y apeló el fallo. Actualmente, el régimen está en cámara de apelación, pero seguirá en esa situación durante años”, explicó el padre.
A fines del año pasado, según su relato, la madre entregó a la niña a su cuidado de manera indefinida y sin explicación alguna. Desde entonces, la menor presentó signos evidentes de estrés, ansiedad, problemas para dormir y episodios similares a ataques de pánico, por lo que fue acompañada por un equipo psicológico.
Sin embargo, la madre denunció al padre por incumplimiento del régimen comunicacional, y la justicia abrió un proceso en su contra, mientras la niña continuaba viviendo con él.
“El vínculo con la madre se retomó con altibajos. Mi hija muchas veces volvía angustiada y sin poder explicar qué le había sucedido. Hace un mes y medio me dijo que no quería volver a verla y que sufría malos tratos, no físicos, pero sí verbales, con gritos y situaciones de mucho estrés”, detalló.
Pese a estos testimonios, la justicia, ahora bajo la jueza subrogante Anahí Petrino, emitió una sentencia que obliga a la niña a visitar a su madre y a viajar con ella en los próximos días, lo que preocupa profundamente al padre.
El hombre también denunció que el sistema judicial presenta tiempos extremadamente lentos y una visión prejuiciosa donde, según su experiencia, se asume que el hombre es siempre el culpable y la mujer la víctima, dificultando el acceso a la justicia y el derecho a la defensa.
Recordó además un episodio grave ocurrido años atrás, cuando fue denunciado por abuso sexual por la madre de su hija, una acusación que finalmente fue archivada sin siquiera ser citado a declarar, aunque le costó un año y medio separado de su hija.
“Tuve que pagar varios abogados para poder mover los papeles y que la justicia avanzara. Muchas veces no conté con patrocinio legal por la falta de recursos económicos, y no tuve acceso a información ni notificaciones oportunas”, agregó.
Además, comentó que a pesar de que la niña vive con él desde diciembre del año pasado, la madre sigue percibiendo el 30% de sus ingresos en concepto de alimentos y que, por incumplimientos en el régimen comunicacional, enfrenta multas millonarias que lo ponen en una situación económica muy vulnerable.
“El estrés de esta situación afecta a mi hija y a toda mi familia. Solo quiero que la niña esté tranquila, esté donde esté, pero que no sufra”, concluyó.
Este caso expone la complejidad que enfrentan muchas familias en contextos de conflicto judicial, y plantea una reflexión sobre la necesidad de contar con un sistema de justicia más ágil, sensible y justo en materia de género, infancia y familia.
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