Después de once años de una batalla judicial desgastante, Belén Vergara recibió la noticia que creyó que nunca llegaría: el pastor Miguel Triviño fue condenado a ocho años de prisión efectiva por abuso sexual infantil. La joven de Río Gallegos compartió su alivio y emoción en un mensaje público que rápidamente se multiplicó en redes sociales: “Hoy lloré porque puedo decir que la justicia existe”.
Belén recordó que atravesó un proceso largo y doloroso, lleno de marchas y contramarchas, donde incluso fue desestimada y atacada por quienes la acusaron de inventar su denuncia. “No me voy a olvidar jamás del calvario que viví”, escribió, subrayando que las heridas más profundas provinieron de quienes intentaron desacreditarla.
Una causa que sobrevivió al paso del tiempo
El caso se inició hace más de una década, cuando Triviño —que actualmente reside en Ushuaia— formaba parte de la Iglesia del Movimiento Cristiano y Misionero en Río Gallegos. Desde entonces, la denunciante recorrió un camino marcado por tratamientos psicológicos, suspensiones de audiencias, cambios de representación legal y una espera que parecía interminable.El juicio oral comenzó el 20 de noviembre en el Juzgado Penal de Río Gallegos, luego de años insistiendo para que la causa no prescribiera ni quedara archivada. A pedido de la joven, el tribunal dispuso que no tuviera contacto visual con el acusado durante el proceso, una medida pensada para proteger su estabilidad emocional.
Pruebas contundentes y una condena esperada
En su declaración, Vergara relató los años de silencio, miedo y dudas sobre si alguna vez sería escuchada. Los informes psicológicos, la evidencia recolectada y los testimonios incorporados al expediente sostuvieron la acusación fiscal, que finalmente fue acompañada por el tribunal al dictar la sentencia.La resolución judicial ordenó prisión efectiva para Triviño, en línea con lo solicitado por la Fiscalía. “Dios vio mi sufrimiento”, expresó Belén al difundir el fallo que pone fin a uno de los capítulos más dolorosos de su vida.
Agradecimientos y cierre de una etapa
Al hacer público el veredicto, la joven destacó el rol de quienes la acompañaron: mencionó al doctor Raúl Guerrero, responsable de la causa en sus inicios, y a la abogada Chosco, que la asesoró durante el juicio. “Dios me puso a los mejores abogados”, afirmó con emoción.Aunque la sentencia no borra los once años de lucha, Belén señaló que este fallo marca un antes y un después: el comienzo de una etapa donde, finalmente, siente que su palabra fue escuchada.
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