La Confederación General del Trabajo (CGT) volvió a tomar distancia del Gobierno nacional y anunció una movilización a Plaza de Mayo para el próximo jueves a las 15 horas. La decisión llegó tras un pronunciamiento unánime del Consejo Directivo, que rechazó de plano el proyecto de reforma laboral enviado al Congreso y advirtió que la Argentina atraviesa “un proceso de empobrecimiento, sin inversión y con un industricidio en marcha”.
Un rechazo frontal y sin matices
En conferencia de prensa, el dirigente Jorge Sola aseguró que la iniciativa oficial “profundiza la precarización” y empuja hacia una mayor informalidad. Según indicó, la central sindical no participó de una mesa de diálogo previa, por lo que considera que el proyecto fue elaborado “a espaldas de trabajadores y empleadores”.
Sola adelantó que la CGT llevará su postura a gobernadores y legisladores, con el objetivo de impedir la aprobación del proyecto en su tratamiento “exprés” en el Senado.
Judicialización y presión política
Además de la marcha, la central confirmó que impulsará presentaciones judiciales para declarar la inconstitucionalidad de varios artículos vinculados al régimen laboral. Señalan que esos puntos “violan principios protectores del trabajo” y habilitan prácticas que chocan con convenios colectivos vigentes.La conducción cegetista optará por una estrategia institucional: negociaciones en el Congreso, acciones legales y pronunciamientos en cada provincia a través de las 80 delegaciones regionales.
La interna que detonó el quiebre
El conflicto se agravó cuando, en plena etapa de negociación dentro del Consejo de Mayo, el Gobierno reincorporó en el borrador final la eliminación de la cuota solidaria, un aporte del 2% al 3% que descuentan a todos los trabajadores afiliados o no y que constituye una de las principales fuentes de financiamiento sindical.La decisión, atribuida al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, rompió la frágil tregua que el Ejecutivo mantenía con la CGT. El representante cegetista Gerardo Martínez (UOCRA) se retiró del encuentro al enterarse de la modificación, que consideró una maniobra intempestiva.
Dirigentes sindicales aseguraron que la restitución de ese artículo fue “la gota que rebalsó el vaso” y que la central no continuará el diálogo “si no se conoce el texto final”.
La versión del Gobierno
Desde la Casa Rosada intentaron bajar el tono al conflicto, insistiendo en que el artículo podría revisarse más adelante y que el foco del proyecto está en “la generación de empleo”. Pero en el Ministerio de Trabajo admitieron que el texto aún no está terminado, pese a que se pretende debatirlo con rapidez en el Senado.Mientras el Ejecutivo busca sumar aliados para aprobar la reforma, la CGT acelera su propio calendario: presión pública, negociaciones políticas y un mensaje claro para el Congreso. El jueves, prometen, la marcha será “contundente”.
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