El uso de pirotecnia sonora durante la última celebración de Navidad volvió a generar una fuerte preocupación en distintos sectores de la comunidad, especialmente por el impacto negativo que provoca en personas neurodivergentes, niños con trastornos del espectro autista (TEA), personas con hipersensibilidad auditiva y animales. Vecinos de distintos puntos de la ciudad coincidieron en que este año los estruendos fueron más intensos y frecuentes que en celebraciones anteriores.
En diálogo con Aire Libre FM, Silvana Willy, madre de dos niños neurodivergentes, brindó un extenso testimonio en el que describió cómo esta situación afectó directamente a su familia durante la Nochebuena. La vecina, que reside en la zona de Margen Sur, señaló que los ruidos fueron constantes y generalizados, superando ampliamente lo vivido en años anteriores.
Willy explicó que el autismo es un espectro amplio y que no todos los niños reaccionan de la misma manera, pero remarcó que cuando el ruido genera daño en una sola persona, ya resulta suficiente para replantear el uso de pirotecnia sonora. En ese sentido, sostuvo que para muchos niños con hipersensibilidad auditiva el estruendo no solo es molesto, sino doloroso, ya que se percibe en todo el cuerpo y puede provocar crisis emocionales profundas.
Durante la entrevista radial, advirtió que los efectos no se limitan a los minutos que dura la pirotecnia, sino que pueden extenderse durante días o incluso semanas. Según explicó, los episodios de ruido intenso pueden generar desregulaciones severas en niños con TEA, afectando su rutina, su descanso y su estabilidad emocional por un período prolongado.
Además, cuestionó los argumentos habituales que suelen surgir en este debate, como la sugerencia de sacar a los niños de sus casas, aislarlos en una habitación o utilizar protectores auditivos. En ese sentido, señaló que estas recomendaciones no solo resultan impracticables en muchos casos, sino que trasladan la responsabilidad a las familias afectadas, en lugar de abordar el problema de fondo.
Willy también hizo hincapié en que la pirotecnia sonora no afecta únicamente a personas con autismo, sino también a adultos con hipersensibilidad auditiva, personas mayores, mascotas y al conjunto de la comunidad. A esto se suma —remarcó— el riesgo de incendios y accidentes que implica el uso de pirotecnia ilegal, especialmente en zonas urbanas.
En otro tramo de la entrevista, recordó que en la ciudad existe una ordenanza que prohíbe el uso de pirotecnia sonora desde hace décadas, normativa que fue actualizada en 2019. Sin embargo, sostuvo que la falta de controles efectivos y de una política de prevención sostenida hace que la prohibición no se cumpla y que, año tras año, el uso de pirotecnia vaya en aumento.
Finalmente, manifestó su apoyo a la pirotecnia fría o sin ruido, alternativa que ya se utiliza en distintas ciudades del país y del mundo. Si bien reconoció que su costo es más elevado y su impacto visual menor, consideró que es una opción compatible con el cuidado de la salud y la convivencia social. En ese sentido, concluyó que el derecho al disfrute individual no puede estar por encima del bienestar y la salud de otras personas, y advirtió que, si no se refuerzan los controles, la problemática podría agravarse en el futuro.
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