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Ushuaia

Viajó de Ushuaia a Alaska en un Torino, y ahora se irá a Europa

Héctor Argiró en noviembre de 2016 se subió a su Torino 380, se propuso cruzar el continente de Ushuaia a Alaska y lo cumplió. Quién también es cartógrafo, en diálogo con Ahí Vamos en UNO 106.3, dio a conocer que su viaje no terminó, planea llegar a México y de ahí tomarse un barco para recorrer las rutas europeas.
"Era un sueño de la infancia, desde que tenía diez años dije «algún día me voy a ir hasta Alaska en un Torino» y bueno, hice mi vida, estudié, trabajé, vida normal, me fue bien, me fue mal y en 2016 salí de viaje a cumplir el sueño de mi infancia", arrancó dando a conocer Argiró.
El Torino 380 en el que está haciendo esta impresionante travesía lo compró en 2006, vehículo que deseaba desde los ocho años. Luego de comprarlo usado, estuvo tres años arreglándolo. Ahora que está de viaje aclaró que el "99% de la gente no sabe qué auto es, lo miran raro". Llamó tanto la atención este auto que a Héctor le propusieron dos veces comprárselo. La primera oferta fue en la Patagonia, al mes de iniciar su sueño, donde le ofrecieron cambiárselo por una camioneta 0 km. Después, un coleccionista de autos, "quizás el más grande de Guatemala", a los seis meses de haberlo visto lo llamó y le preguntó si lo vendía: "«Si algún día lo querés vender poneme primero en la lista», me dijo".
"A mí me han tratado muy bien en todo el continente, desde Argentina hasta Alaska, cada país tiene paisajes increíbles que muchas veces no son conocidos para el turismo internacional, sobre todo lo que es Centroamérica me sorprendió mucho", dijo el joven y destacó El Salvador. Señaló que ahí están estigmatizados por los problemas que tiene su país, pero que a él lo trataron excelente: "Era una estrella de rock allá, porque me llamaron de todos los diarios, de todos los programas de televisión".

Ante la consulta de cuál fue la parte más difícil del viaje, indicó que fueron los cinco minutos antes de salir de casa: "Porque vos salís y no sabés cuándo vas a volver, ese momento en el que me despedí de mi viejo, de mis hermanas, de mi sobrina, de mis perros. Estaba armando el auto y decís «qué estoy haciendo», metía cosas en el baúl y no sabía qué estaba metiendo".

"Y voy preparado, voy con repuestos, con herramientas, pero no voy pensando que me va a pasar algo", expresó Héctor y contó que ya cambió cinco juegos de cubiertas, nunca llamó a la grúa, siempre pudo resolver los problemas en el camino.

Entre algunos de los inconvenientes que atravesó destacó lo que le pasó en Alaska: "Me agarró nieve y hielo, di dos trompos sobre el hielo, por suerte no venía nadie ni atrás ni en frente mío, y me fui afuera de la ruta. El primer auto que pasó ya me empezó a ayudar, después llegaron camiones, cortaron la ruta, la gente se bajó y con pala sacamos la nieve debajo del auto y empujándolo salió".

Sobre el financiamiento de esta hazaña, el cartógrafo contó que emprendió viaje con unos ahorros que no llegaban a 4.000 dólares. "Si no tenía plata me iba igual, yo ya había tomado la decisión de irme como sea", dijo. Antes de salir de Argentina comenzó a hacer remeras que tenían el diseño de su viaje, las empezó a vender por internet y también hizo algunas en Brasil que iba vendiendo en su viaje. "Eso no lograba financiarme, entonces mi papá que ya está jubilado decidió ayudarme, «me voy a los eventos de autos en Argentina, te vendo y ahí te voy ayudando con algo»", manifestó.

Conoció a Diego Maradona: "Fue como ver a Moisés mientras se le abrían las aguas del Mar Rojo

Cuando Héctor Argiró inició el viaje, en Qatar ya se trabajaba para armar la sede del Mundial de 2022. “Incluso había imaginado estar en Qatar para la Copa del Mundo y tener ahí la chance de encontrarlo. Por entonces seguía viviendo en Dubái. Y además de estar cerca, no se iba a perder el Mundial. Pero todo cambió”.

En efecto, el destino puso el camino de Héctor y su auto en la misma dirección que Diego Maradona estaba en Sinaloa, como técnico de Dorados de Culiacán. El tucumano es hincha de Boca. Nacido a fines de los 70, integra una generación que vivió las hazañas futboleras del Diez. Frente a eso, haber estado cara a cara con el mejor jugador de todos los tiempos no fue un hecho más en medio de esta aventura. “Me fui al estadio, donde estaban entrenando, sin tener seguridad alguna de que lo pudiera ver. Pero el Torino fue un llamador. Nos vio un asistente de Diego, también argentino, y se interesó. «Vino desde Argentina a verte», le avisó. En ese momento caminó hacia nosotros lento, rengo porque arrastraba el problema en la rodilla, y para mí fue como ver a Moisés mientras se le abrían las aguas del Mar Rojo. Lo abracé, y por suerte unos amigos llevaron cámaras porque yo estaba en trance. Fue un sueño dentro de un sueño”.

Ahora Héctor se encuentra en Chicago, Estados Unidos y tiene planeado seguir viajando hasta a México, y ahí tratar de reparar el vehículo por el daño que le hizo a la carrocería la sal que le ponen al asfalto en invierno. "Después, si están dadas las condiciones, si puedo juntar los recursos, tratar de mandar el auto a Europa en un barco y yo seguir viajando por allá", dio a conocer el joven.

Aquellos que quieran estar al tanto del viaje de Héctor lo pueden seguir en sus redes sociales, "El Mundo en Torino" en Facebook, Instagram y YouTube.

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