
Con el rugir de motores que ya empieza a sentirse a lo largo de toda la isla, la Tierra del Fuego —en su lado argentino y chileno— se alista para vivir una edición histórica del Gran Premio de la Hermandad. Este año, la competencia alcanzará nada menos que su medio siglo de vida y promete ser una verdadera fiesta fierrera.
El lunes próximo volverán a abrirse las inscripciones de manera simultánea en ambos países, con el objetivo de definir el número final de participantes hacia mediados de agosto. Desde la organización no descartan llegar a una cifra impactante: “No sería raro que lleguemos a los 200 autos”, estimó Víctor Garcés, presidente del Automóvil Club Río Grande.
El dirigente también destacó los espacios destinados a la previa y los controles técnicos, que estarán distribuidos en puntos estratégicos: el polideportivo Cochocho Vargas de Ushuaia, el autódromo Carlos Romero de Tolhuin y los galpones de Vialidad Nacional en Río Grande. Estos lugares concentrarán buena parte del movimiento previo a la largada.
Con la experiencia del año pasado aún fresca, Garcés remarcó que el equipo trabaja contrarreloj para sortear los desafíos económicos y logísticos que enfrentan tanto Argentina como Chile: “Venimos a buen ritmo, resolviendo problemas. Es un año complicado, pero tenemos la confianza de que vamos a vivir un evento inolvidable”.
En paralelo, personal de Protección Civil ya recorre el circuito para supervisar el estado del trazado, las comunicaciones y los puestos de seguridad, aspectos clave para garantizar el éxito y la integridad de la competencia.
La cita mayor del automovilismo regional se desarrollará del 15 al 17 de agosto. El cronograma incluye la rampa simbólica el jueves 14, la jornada clasificatoria el viernes 15 y las etapas decisivas que se disputarán durante el sábado y domingo. Así, el Gran Premio de la Hermandad se prepara para escribir una nueva página en su rica historia, cargada de pasión y hermandad entre los dos países.
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