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Interes General

¿Es eficiente el uso del doble barbijo para evitar el contagio de coronavirus?

El coronavirus no para de expandirse y hacer estragos en el mundo. Mientras los planes de vacunación se aceleran en muchos países para inmunizar cuanto antes a sus poblaciones y así frenar los cuadros de gravedad que derivan en hospitalizaciones y terapias intensivas, las autoridades sanitarias del mundo alertan sobre la necesidad de reforzar y extremar las medidas preventivas que responden a la responsabilidad individual de los ciudadanos.

El barbijo constituyó un tema de consulta desde el comienzo de la pandemia. ¿Realmente sirven los tapabocas de tela para prevenir el contagio de COVID-19 o es necesario acompañarlos con un segundo barbijo quirúrgico? ¿Puede el doble barbijo frenar el contagio y evitar así la propagación del virus y sus consecuencias físicas? Son preguntas que todos nos hacemos a diario, sobre todo en la Argentina, donde apenas una minoría está inmunizada y la relajación social está a la vista.

En relación con lo anterior, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos habían sugerido en febrero de este año reforzar los tapabocas y recomendaron los quirúrgicos para evitar la propagación del virus en el mundo y prevenir nuevas infecciones.

Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, se le exigió a la gente usar protección facial, ya sean barbijos quirúrgicos descartables, tapabocas de tela o máscaras de policarbonato. Los famosos N95 -los más caros del mercado por su elevada efectividad en el área de infectología-, fueron los más reservados y elegidos por el personal de salud, debido a su eficacia y protección frente a la alta exposición al virus.

La realidad es que, en la Argentina, la mayoría de la población optó por los caseros tapabocas de tela que, en muchos casos, no protegen como deberían, ya sea por el tipo de material o porque no se adhieren completamente al rostro. Debido a eso y a la alta propagación del coronavirus, los CDC le sugirieron a la población mundial utilizar dos barbijos juntos o uno bien amoldado a la cara para prevenir el contagio de COVID-19.

Al principio de la pandemia, los barbijos quirúrgicos eran escasos en el país y el gobierno le pidió a la gente que elaborara o adquiriese tapabocas de tela para resguardar este insumo para el personal de salud. Si bien se sabe que los barbijos reducen las gotas respiratorias y los aerosoles exhalados por las personas infectadas, no todos tienen la misma efectividad. De hecho, pocos tapabocas de tela se ajustan bien al rostro a modo de proteger la nariz y la boca, dos de las tres vías principales de ingreso del virus. La tercera, es la vista.

Con Bienestar habló con el infectólogo de la UBA Victor Daniel Rosenthal (M.N.: 77.649), quien explicó: “Hay varios tipos de medicina: está la asistencialista (basada en el principio de opinión o de autoridad) y la medicina basada en evidencia. La primera es aquella en la cual un médico dice lo que le parece y expresa sus opiniones basadas en sus propias conjeturas o porque se lo dijo alguien. La segunda es aquella respaldada en investigaciones realizadas de la manera correcta, ya sea metaanálisis, estudios randomizados, doble ciego, de cohorte y que tengan un buen tamaño muestral, es decir, varios miles de pacientes”.

El también especialista e investigador en prevención de infecciones sostuvo que a él no le gusta llamarlo tapabocas porque ahí se está infiriendo que lo único que hay que cubrir es esa parte de la cara. “Ese fue el primer error que se cometió. Tendría que haberse llamado barbijo o mascarilla desde siempre para que la gente entienda que tiene que tapar también la nariz. Hay al menos siete tipos de coronavirus que afectan al humano, de los cuáles tres han sido pandémicos: el del 2002 del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), el del 2013 del MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) y éste, que es el tercero. Hay otros tres que son alfa coronavirus que no son epidémicos y otros dos beta coronavirus que tampoco lo son”.

Respecto a la efectividad de los barbijos, Rosenthal precisó: “Como es un viejo virus que se conoce desde hace décadas, se hizo un estudio en 2013 llamado Testing the efficacy of homemade masks que se publicó en Disaster medicine public health preparedness. Lo que hicieron los investigadores fue tomar el bacteriófago que mide 0,2 micrones, mientras que el COVID mide entre 1,2 y 1,3 micrones, y lo hicieron pasar a través de distintos tipos de telas: algodón, seda, lana, lino, mezcla de poliéster y algodón, y polipropileno. Lo que vieron es que la capacidad de estas telas para frenar el bacteriófago, o sea algo más chico que el coronavirus, era la siguiente: el algodón, la lana, la seda lo frenaba en un 50%, el lino en un 60%, la mezcla de poliéster y algodón lo hacía en un 70%, por lo que ninguna resultó efectiva. Sólo el polipropileno lo frenaba en un 90%, siempre cubriendo por completo la nariz y la boca. Es decir que usando estos últimos, no hace falta doble barbijo. Todos los demás no sirven para prevenir el ingreso del virus”.

Los consejos de los CDC

A diferencia de lo señalado anteriormente por el especialista, los CDC recomendaron utilizar uno quirúrgico bien ajustado o mismo, reforzar el tapaboca de tela sumando por debajo uno de los primeros, ya que eso aumentaría de manera significativa la protección de las personas contra el virus. Además, resguardaría a terceros en caso de tener contacto estrecho con un paciente positivo.

Esa sugerencia se dio luego de que una nueva investigación de las entidades sanitarias concluyera que la transmisión del virus se puede reducir hasta en un 96,5% en los casos donde un individuo infectado y otro que no lo está, utilicen doble barbijo -uno quirúrgico y otro de tela- o bien, uno que se adhiera perfectamente al rostro.

Por entonces, la doctora y directora de los CDC, Rochelle P. Walensky, dijo que es necesaria la utilización de barbijos que contengan “dos o más capas de filtros”. Los mejores materiales para bloquear las pequeñas partículas incluyen el polipropileno no tejido -utilizado para elaborar los barbijos N95- y varios tipos de barbijos quirúrgicos.

“El buen funcionamiento de una mascarilla (barbijo) depende de dos cosas: la filtración y el ajuste”, explicó Linsey Marr, profesora de Ingeniería civil y ambiental en Virginia Tech, que estudia la transmisión de enfermedades por el aire. En esa línea, agregó: “La buena filtración elimina tantas partículas como es posible y un buen ajuste significa que no hay fugas por alrededor de los barbijos, donde el aire y los virus pueden colarse”. Para ella, un pequeño agujero puede reducir la eficacia en un 50%.

Por último, aconsejó: “Si llevás una mascarilla de tela, elige una que tenga múltiples capas, idealmente una con un bolsillo en el que puedas colocar un buen material de filtro o el cubreboca de tipo quirúrgico con otro ajustado de tela encima”.

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