El 4 de mayo de 1982, durante el conflicto del Atlántico Sur, dos aviones Super Étendard de la Armada Argentina despegaron desde la base aeronaval de Río Grande y llevaron a cabo una de las acciones más recordadas de la Guerra de Malvinas.

Las aeronaves, equipadas con misiles Exocet AM 39, localizaron y atacaron al destructor británico HMS Sheffield, parte de la fuerza de tarea del Reino Unido. Uno de los misiles impactó contra el buque, provocando daños severos y un incendio que finalmente llevaría al hundimiento del Sheffield días después.

El ataque representó un hito en la historia naval moderna, al ser uno de los primeros casos documentados de una nave de guerra de gran tamaño seriamente dañada por un misil antibuque lanzado desde un avión. La operación demostró la capacidad táctica de las fuerzas argentinas y dejó una marca imborrable en el desarrollo del conflicto.

Cada 4 de mayo, el hecho es recordado como una muestra de valentía y profesionalismo de los aviadores navales argentinos y el personal que participó en la misión.