
Con el antecedente de los pañuelos blancos de las Abuelas de Plaza de Mayo, la discusión por la despenalización del aborto hizo que los partidarios de una y otra postura adopten pañuelos con un color especial que los distinguen. Así surgieron lo verdes de aquellos que están a favor de la sanción de la ley y los celestes de quienes están en contra.
Un tercer color ha sido elegido para enarbolar una nueva causa que, de a poco, comienza a difundirse a través de redes sociales con la expectativa de que a futuro se transforme en un tema de debate social y político a nivel nacional.
El naranja es el color de los pañuelos que representan la lucha por un Estado laico en Argentina, con el objetivo de visibilizar, difundir y viralizar la consigna “separación de la Iglesia del Estado”.
Según la Asociación española Laicismo, que reivindicó los pañuelos naranjas de Argentina, la laicidad designa el estado ideal de emancipación mutua de las instituciones religiosas y el Estado.
Quienes pregonan esos principios sostienen que los pilares son la libertad de conciencia de cada persona y la igualdad de derechos que impide todo privilegio público de alguna religión o del ateísmo.
Además, se pregona que el Estado deje de destinar grandes porciones de su presupuesto para mantener a la Iglesia Católica, la educación sexual integral, la conciencia social y una salud pública sin prejuicios moralistas.
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