El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, aseguró que la reforma laboral impulsada por el Gobierno “no busca quitar derechos ni extender la jornada de trabajo”, y señaló que el objetivo central es “formalizar el empleo y modernizar las relaciones laborales”.
“La Argentina hace diez años que no crea empleo formal y la mitad de nuestra fuerza de trabajo es informal. Este es un debate que hay que abordar: la reforma laboral está orientada a mejorar la situación del trabajo y formalizar el empleo”, afirmó el funcionario en declaraciones radiales.
Sturzenegger desmintió versiones sobre posibles cambios en la duración de la jornada laboral y remarcó que “eso de que la reforma pasa de ocho a trece horas no tiene ningún asidero, es un disparate. Nunca se discutió eso en la propuesta del Gobierno”. También rechazó los rumores sobre recortes en las vacaciones, al pedir “no dar importancia a campañas de miedo ni a versiones infundadas”, y pidió esperar la presentación oficial del proyecto.
La iniciativa, que el Ejecutivo busca consensuar con los gobernadores y sectores productivos, apunta a reducir la informalidad, que hoy alcanza al 50% de la fuerza laboral. Según Sturzenegger, “la intención es simplificar las cargas, mejorar los incentivos para la contratación formal y eliminar sobrecostos que encarecen el empleo”.
Sin embargo, uno de los proyectos presentados en el Congreso por la diputada libertaria Romina Diez incluye modificaciones al artículo 197 bis de la Ley de Contrato de Trabajo, para que los convenios colectivos puedan adecuar las modalidades laborales y disponer de regímenes de horas extras o bancos de horas, siempre respetando un mínimo de doce horas de descanso entre jornada y jornada.
El ministro también planteó la necesidad de reformular la negociación salarial colectiva, al señalar que “los convenios sectoriales se aplican de igual forma en todo el país, lo que encarece los costos en zonas menos productivas y limita la creación de empleo”. En ese sentido, aseguró que “si se lograra quebrar esa unicidad salarial, el empleo en el noroeste argentino podría aumentar un 16%”.
Sturzenegger cuestionó además los costos asociados al sistema sindical y empresarial, indicando que “a la relación laboral le muerden más o menos un millón de pesos por año en concepto de representación” y que eliminar esos “peajes” permitiría “devolverle al trabajador alrededor de 100 mil pesos por mes”.
El ministro insistió en que la reforma laboral “no recorta derechos, sino que busca recuperar el empleo registrado y adaptarse a las nuevas formas de trabajo”, en un contexto donde —según sus palabras— “el país lleva una década sin generar empleo formal”.
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