
Luis Schriber, referente del Centro de Almaceneros e integrante de la Cámara de Comercio de Río Grande, compartió un crudo panorama de la situación económica que atraviesan los comercios y las familias de la ciudad. En diálogo con Fm del Pueblo, expuso cómo la crisis golpea cada vez con más fuerza a los bolsillos, generando endeudamiento, caída del consumo y dificultades crecientes para los comerciantes.
Schriber explicó que, si bien algunas empresas comunican aumentos de precios moderados —como el caso de una reconocida firma que informó subas de un 2,2%—, en la práctica los consumidores perciben incrementos mucho mayores. Esto se debe, en parte, a que las promociones y beneficios habituales han sido retirados, lo que eleva el precio final que paga el cliente. “Antes comprabas 10 cajas y te regalaban una, ahora ya no te regalan más, por lo tanto, el precio sube”, ejemplificó.
El referente también advirtió sobre el creciente endeudamiento de los consumidores, quienes cada vez tienen más dificultades para afrontar pagos básicos. “La gente cada vez está más endeudada, muchos no pueden pagar la tarjeta o deben esperar varios días para reunir el dinero. Los comercios, a su vez, también ven cómo se abultan las cuentas con los proveedores”, relató.
En este contexto, Schriber cuestionó las medidas económicas del Gobierno nacional, señalando que las recientes bajas impositivas no tienen impacto positivo en los pequeños comercios ni en el ciudadano común. “Si querés bajar los impuestos, bajá el IVA del 21 al 15%. Las medidas actuales terminan beneficiando a los importadores de alta gama, no a la gente”, afirmó con ironía.
Otro de los fenómenos que preocupa es el avance de las compras en negro, con un crecimiento de la informalidad que se extiende incluso a ferias locales. “Hasta los feriantes dicen que están vendiendo menos. Los que van a las ferias muchas veces sólo pasean, entran y salen con las manos vacías”, describió.
Schriber remarcó además el fuerte deterioro de la calidad de vida, comparando la situación actual con épocas de alta inflación: “Antes, aunque la inflación era muy alta, nos alcanzaba para vivir. Pagábamos las boletas en tiempo y forma, la tarjeta, los servicios. Hoy siempre queda algo colgado, todo el tiempo estamos tratando de tapar agujeros”.
Sobre la situación puntual de los almacenes, explicó que los clientes habituales, de años, siguen comprando a crédito, pero muchos ya lo hacen con vergüenza por no poder afrontar las deudas. “No es que no quieran pagar, es que no tienen el dinero. Algunos vienen igual y cuando pueden saldan lo que deben”, comentó.
Finalmente, Schriber expresó su preocupación de cara a los próximos meses, especialmente ante la posibilidad de mayores ajustes que puedan afectar el empleo industrial. “Esto está pasando ahora, pero no sabemos qué repercusiones va a tener a fin de año en las fábricas”, advirtió.
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