
En diálogo con FM del Pueblo, el Dr. Joaquín Randón, médico otorrinolaringólogo, reflexionó sobre su vocación, los desafíos actuales de la profesión y los principales cuadros que afectan a los fueguinos, especialmente tras la pandemia.
Agradecido por el saludo en su día, Randón expresó: “Muchas gracias por el contacto, por acordarse de mí en este día, que para mí y para mis colegas es muy especial”. Luego compartió una mirada profunda sobre su elección profesional:
“Estudiar siempre es una salida y la verdad que trabajar de lo que uno elige, no todos tenemos la suerte y la fortuna de poder hacerlo. Es difícil llegar a eso y aún más difícil elegir dónde trabajar. Yo elegí volver a Tierra del Fuego y trabajar acá. Realmente me siento muy afortunado y entrego todo lo que tengo”.
A lo largo de la charla, se refirió también al valor humano detrás de cada consulta médica:
“El tiempo que hay detrás de cada consulta o detrás de cada planificación es mucho más de lo que se ve. Si uno pudiera extraer los momentos de mayor felicidad que nos da esta profesión, tiene que ver con eso, con el reconocimiento de los pares y los pacientes. Todos los días se hace algo, todos los días se aporta, y de vez en cuando hacés algo grande. Pero la grandeza, para mí, está en lo cotidiano”.
Consultado sobre las secuelas del COVID-19, señaló que uno de los síntomas más frecuentes fue la pérdida del olfato. “Los virus respiratorios, como el COVID, generaban daños. Algunos pacientes resolvieron el olfato en 30 o 40 días, otros tardaron hasta seis meses. A los casos crónicos se les puede instalar una rehabilitación olfatoria, que es estimular el sentido del olfato”, explicó, mencionando que existen kits especiales con olores puros como canela, café o vainilla para este tipo de ejercicios.
En ese contexto, también se abordó la relación entre olfato y gusto:
“Están íntimamente relacionados. El sentido del gusto no es solo una cuestión de disfrute, también tiene un rol de supervivencia. Nos ayuda a detectar si un alimento está en mal estado o si hay una fuga de gas, por ejemplo”.
Otro de los puntos que generó preocupación en el profesional fue el aumento de consultas por pérdida auditiva en pacientes jóvenes, principalmente vinculados a ambientes laborales ruidosos:
“Tenemos muchas consultas de daños auditivos permanentes en pacientes jóvenes alrededor de los 30 o 40 años que trabajan en talleres o fábricas. Las condiciones pueden estar bien dadas, pero a veces el descuido es personal. La persona se saca la protección porque le molesta”.
Además, Randón advirtió sobre las consecuencias del uso indebido de la voz, especialmente en trabajadores de la docencia y la atención al público. “Ese carraspeo que la gente tiene habituado genera mucho daño. Las cuerdas vocales no están para eso. Hay que entrenarlas, como cualquier músculo. Las lesiones aparecen tempranamente, sobre todo si el ambiente no acompaña, como cuando una calefacción hace mucho ruido y obliga a elevar la voz”.
También desmitificó ciertas creencias sobre cuidados vocales: “Tomar agua fría o natural no perjudica la garganta, al contrario, desinflama. Se habían puesto de moda infusiones con semillas, pero lo que realmente importa es la hidratación. El estándar es el agua, no las gaseosas ni el whisky, como decían antes para cantar tango”, comentó entre risas.
Sobre el rol de los fonoaudiólogos dentro del equipo de salud, sostuvo: “Tienen el oído muy entrenado. Muchas veces nos definen un diagnóstico. Es muy recomendable ir a verlos, sobre todo para quienes trabajan con la voz”.
Finalmente, Randón reafirmó su compromiso con la comunidad fueguina:
“Siempre estoy a disposición, nunca es molestia. Me encanta compartir tiempo con ustedes y me siento muy a gusto en este espacio”, concluyó.
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