Este jueves 4 de diciembre, el cielo nocturno ofrecerá un espectáculo poco frecuente: la llamada Luna Fría será la última superluna extrema que podrá observarse hasta el año 2042, gracias a una combinación especial de cercanía a la Tierra, brillo superior al habitual y una configuración orbital poco común.
La fase de Luna llena se alcanzará a las 23.14 GMT, lo que equivale a las 20.14 en la Argentina, las 18.14 en Colombia y las 17.14 en México. Ese momento de plenitud coincidirá con el perigeo, es decir, el punto de la órbita en el que nuestro satélite natural pasa más cerca del planeta.
En territorio argentino, el astro saldrá bajo en el horizonte y se verá teñido de tonos dorados o rojizos debido a la refracción de la luz en la atmósfera. A esa paleta cálida se le sumará el conocido efecto de “ilusión lunar”, que hará que la Luna parezca más grande de lo habitual cuando esté cerca del horizonte.
En el hemisferio norte, en cambio, la escena será distinta: la Luna se ubicará muy alta en el cielo y permanecerá visible durante más horas. Esta diferencia de altura y duración entre norte y sur responde a la mecánica celeste propia del cierre del año lunar, que define la forma en que se traza la trayectoria del satélite sobre cada región del planeta.
El acercamiento máximo será de unos 357.219 kilómetros. A esa distancia, el diámetro aparente de la Luna se percibirá aproximadamente un 8% mayor que en una Luna llena promedio, mientras que su luminosidad se incrementará alrededor de un 16%. No se trata de un cambio dramático para el ojo humano, pero sí suficiente para que la diferencia se note al comparar fotografías.
Para los aficionados a la astrofotografía, el fenómeno representará una ocasión excepcional. La coincidencia entre plenitud, perigeo y posibles condiciones atmosféricas frías y secas favorecerá imágenes más nítidas y detalladas del relieve lunar, desde los cráteres hasta los mares oscuros que distinguen su superficie.
Aunque el paisaje nocturno no se transformará de manera radical, la combinación de mayor brillo, tamaño aparente levemente superior y un contexto astronómico que no volverá a repetirse en casi dos décadas convertirá a esta Luna Fría en una cita destacada para quienes disfrutan de mirar el cielo.
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