Ushuaia transita el otoño con la calma particular de una ciudad que vive entre dos grandes temporadas. Las pistas de esquí aún no estallan de visitantes ni se mezclan los idiomas del mundo en su peatonal, pero en sus valles y montañas ya se respira el pulso de quienes eligen el Fin del Mundo por algo más que turismo: lo eligen como destino de vida.
Matías Derisio es uno de ellos. Montañista y guía de turismo aventura, volvió a la Cumbre Pirámide del Martial, la más alta de los Montes Martial (1319 metros sobre el nivel del mar), para cumplir su novena ascensión. Pero esta vez no lo hizo solo: lo acompañó Carolina, su compañera de vida, quien enfrentó por primera vez un ascenso de alta exigencia física y técnica.
La travesía comenzó al mediodía, desde la base del Glaciar Martial, a solo siete kilómetros del centro de Ushuaia. La ruta los llevó por senderos nevados, con el sol otoñal asomando entre cumbres. A medida que avanzaban, el recorrido se volvió más técnico: grampones, piquetas, cascos y decisiones precisas marcaron un ascenso que desafió tanto al cuerpo como a la mente.
A las 16:45 alcanzaron la cumbre. Allí, en el silencio de la altura, con los dedos entumecidos por el frío y la emoción desbordando, sellaron la conquista con un abrazo y una foto. La bajada fue igualmente exigente, con la noche cayendo sobre el glaciar y un mar de nubes ocultando el sendero. “La montaña nos propuso un juego constante, como un ajedrez”, relató Matías. La travesía concluyó cerca de las 21 horas, bajo una luna radiante que iluminó el regreso.
Derisio, con su voz templada y el respeto que infunde la experiencia, no romantiza el riesgo. “La montaña te exige pensar, decidir, aceptar. A veces hay que saber volver. Esa es también una forma de conquistarla”, afirma.
Ushuaia, entre estaciones
Mientras la ciudad se prepara para el invierno, con la primera gran nevada ya caída y las temperaturas en descenso, los preparativos para la temporada alta están en marcha. El Cerro Castor será nuevamente epicentro del turismo, con pistas habilitadas hasta octubre. También se reactivarán las caminatas con raquetas, travesías 4×4 sobre lagos congelados, navegaciones por el Canal Beagle y la postal invernal del Tren del Fin del Mundo.Para quienes buscan una experiencia única, Derisio recomienda la caminata hacia la Laguna Esmeralda, que se congela en invierno y permite caminar sobre su superficie. “Es mágica. Entre árboles nevados y un silencio absoluto, las agencias te esperan al final con un guiso caliente”, describe.
En este tiempo entre temporadas, donde el turismo aún no irrumpe con fuerza, Ushuaia muestra su cara más íntima: la de quienes la recorren a paso firme, conectando con la naturaleza, con la historia y con una identidad profunda que trasciende el turismo.
Compartinos tu opinión