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La tensión en Medio Oriente pone en riesgo los precios de los combustibles

El conflicto creciente en Medio Oriente vuelve a sacudir el mercado energético internacional, y sus efectos ya comienzan a sentirse en Argentina. Aunque el país cuenta con recursos suficientes para abastecer sus refinerías, la referencia de precios locales sigue atada a la cotización internacional del barril de crudo, lo que anticipa un posible aumento en los valores de los combustibles.

Durante las últimas semanas, el precio del petróleo tipo Brent trepó más de 10 dólares por barril, pasando de los 64 a más de 78 dólares. Aunque el valor experimentó una leve baja este lunes, tras ataques de Estados Unidos sobre infraestructura iraní, analistas internacionales no descartan que el barril supere los 100 dólares si se concreta el cierre del estratégico estrecho de Ormuz, responsable del tránsito de una quinta parte del crudo mundial.

En este escenario, las estaciones de servicio de casi todas las marcas, salvo YPF, aplicaron aumentos del 5% como primera respuesta a la volatilidad del mercado. Esta medida volvió a ampliar la brecha de precios entre la petrolera estatal —que domina más del 55% del mercado— y el resto de las operadoras.

Un vocero del sector privado explicó que "cada incremento del barril a nivel internacional tiene un efecto directo sobre el precio al consumidor argentino". Advirtió que si el conflicto se mantiene en el tiempo, las subas serán graduales pero constantes.

En Argentina, los valores en los surtidores no solo se definen por el precio del crudo: también influyen el tipo de cambio, los impuestos específicos y los valores de los biocombustibles que se mezclan con las naftas y el gasoil. Sin embargo, el criterio dominante sigue siendo el de la paridad de importación, es decir, el precio interno se alinea con lo que costaría importar el petróleo, incluso cuando se produce localmente.

En paralelo, desde las cadenas de comercialización de combustibles aseguran que, antes de la reciente escalada en Medio Oriente, el precio de la nafta súper ya registraba un atraso estimado de entre 12% y 15%, sin contar el congelamiento del impuesto a los combustibles líquidos que sigue pendiente de actualización.

Si bien el gobierno puede influir parcialmente en la política de precios a través de su participación en YPF, la compañía debe equilibrar su rol de empresa mixta que cotiza en los mercados internacionales y responde tanto al Estado como a accionistas privados.

El impacto de un aumento en el precio de los combustibles es inmediato en la economía local: suben los costos logísticos, se encarecen los productos básicos, aumentan los precios industriales y se erosiona el poder adquisitivo de las familias. En un contexto de lucha contra la inflación, cualquier suba en los surtidores representa un nuevo desafío para el gobierno.

Así, mientras la tensión internacional crece a miles de kilómetros de distancia, los argentinos observan con inquietud cómo esas disputas podrían terminar afectando directamente sus bolsillos en las próximas semanas.

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