Qué propone la iniciativa
El texto aprobado impulsa que Argentina pase de su actual huso horario
UTC -3 a UTC -4, el que corresponde de manera más fiel a la ubicación geográfica de gran parte del territorio nacional. La propuesta establece un sistema de
doble horario:
- De abril a agosto regiría la hora de invierno (UTC -4).
- Entre septiembre y marzo, se volvería al horario de verano (UTC -3).
De aprobarse en el Senado, la medida comenzaría a aplicarse el
1 de abril de 2026, cuando los relojes deberían atrasarse una hora.
Los argumentos a favor
El impulsor de la iniciativa, el diputado
Julio Cobos, sostiene que el cambio busca alinear la hora oficial con la
hora solar. Entre los beneficios señalados se encuentran: un
mejor aprovechamiento de la luz natural en las mañanas, un
posible ahorro energético y un
impacto positivo en la salud y la productividad, ya que estudiantes y trabajadores comenzarían su día con mayor luminosidad, favoreciendo el descanso y los ritmos biológicos.
Las voces en contra
No obstante, existen resistencias. Quienes se oponen advierten que la modificación podría generar una “
pandemia de insomnio” por el desajuste del organismo al nuevo esquema. También remarcan que en zonas del este, como la Ciudad de Buenos Aires,
oscurecería más temprano, lo que afectaría la vida social, el turismo y hasta la programación televisiva.
Antecedentes históricos
Argentina no es ajena a estos debates. A lo largo de su historia, el país modificó varias veces su huso horario. La última experiencia significativa se dio en
2009, cuando el Gobierno decidió abandonar el horario de verano tras concluir que no se lograba el ahorro energético esperado. Sin embargo, en períodos anteriores sí se habían registrado reducciones en el consumo.
Balance del debate
Los defensores del proyecto subrayan que la medida aportaría
más horas de luz útil y mejor sincronización con otros países. Los críticos, en cambio, insisten en que los supuestos beneficios no compensan los
cambios en rutinas escolares, laborales y recreativas.
La decisión ahora está en manos del Senado, que deberá definir si Argentina vuelve a modificar sus relojes después de más de quince años.
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