
Google da un paso firme en el universo de la moda digital con el lanzamiento de una herramienta que promete transformar la forma en que compramos ropa en línea. Se trata de una innovadora función de inteligencia artificial que permite probarse prendas de manera virtual, una solución que apunta directamente a uno de los mayores temores del ecommerce: no acertar con la elección de talla o corte.
Por ahora disponible únicamente para artículos de indumentaria femenina y en Estados Unidos, esta tecnología ofrece una experiencia mucho más realista que las imágenes tradicionales de modelos profesionales. El sistema permite elegir una prenda y luego visualizarla en un avatar con características corporales similares a las del usuario: desde diferentes tonos de piel y tipos de cuerpo, hasta diversas tallas. La idea es que cada persona pueda ver cómo se adapta esa prenda a su propia figura.
Además de brindar una experiencia de compra más personalizada, la propuesta de Google tiene un objetivo estratégico claro: reducir las devoluciones. El sector textil online lleva años lidiando con esta problemática, que no solo afecta la rentabilidad de las marcas, sino que también genera frustración en los consumidores.
Con esta iniciativa, Google se posiciona en una carrera que ya transitan otros gigantes del mercado. Amazon, Shopify y Zalando están desarrollando soluciones similares, mientras que marcas como Nike y H&M ya experimentan con tecnologías de realidad aumentada y escaneo corporal para mejorar la experiencia del cliente.
La irrupción de la inteligencia artificial en el comercio de moda no es casual. En un contexto donde las compras digitales se vuelven cada vez más frecuentes —y también más exigentes—, las empresas apuestan a herramientas que agilicen la decisión de compra, fortalezcan la confianza del usuario y ofrezcan una experiencia más rica y cercana.
Mariela Mociulsky, directora de la consultora Trendsity, analiza este fenómeno con una mirada profunda: “Ya no se trata solo de sumarse a la inteligencia artificial, sino de hacerlo de una forma que conecte emocionalmente con las personas. La compra online se convierte así en una experiencia lúdica, exploratoria, donde elegir una prenda es también habitar un espacio digital más amigable y adaptado a nuestras necesidades”.
Este enfoque marca una nueva etapa para el ecommerce: menos transaccional, más inmersivo. Un modelo donde la tecnología no reemplaza el contacto humano, sino que lo complementa con precisión, empatía y creatividad.
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