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“Nombrarla como enfermedad es el primer paso”: piden cambios en el abordaje de la miopía

Cada 14 de junio se recuerda en Argentina el Día Nacional de la Miopía, una fecha que busca generar conciencia sobre un trastorno visual que, lejos de ser un simple inconveniente óptico, ya representa un problema de salud pública a nivel global. Según datos del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), se estima que para el año 2050 la mitad de la población mundial podría ser miope.

En este contexto, el Dr. Roberto Albertazzi, médico consultor en Cirugía Refractiva del CAO, remarcó la necesidad de cambiar la manera en que se percibe esta afección. “La miopía se sigue viendo como un mero problema de anteojos”, explicó, pero advirtió que esta visión minimiza una condición que puede derivar en complicaciones severas: “Si una alteración en la estructura ocular afecta el enfoque de la luz, progresa con el tiempo y genera otras enfermedades oculares asociadas”.

Existen dos tipos principales de miopía. La forma congénita, que aparece en la infancia y suele estar vinculada a antecedentes familiares, y la miopía ambiental o adquirida, que es la que más crece actualmente y está relacionada con hábitos cotidianos. El uso intensivo de pantallas, la escasa exposición a la luz natural y las malas condiciones de lectura son factores determinantes. En estos casos, el tratamiento va más allá de los anteojos convencionales e incluye el seguimiento profesional y el uso de tecnologías ópticas especializadas, como los lentes de defocus periféricos, diseñados para desacelerar su evolución.

Durante mucho tiempo se instaló la idea de que la miopía no era una enfermedad, lo que llevó a que muchos tratamientos quedaran en manos de profesionales sin formación médica. Esto, advierten desde el CAO, ha derivado en diagnósticos tardíos y en la pérdida de oportunidades clave para tratar la afección durante la niñez, etapa en la que el desarrollo ocular es más moldeable.

“El primer paso es nombrarla correctamente”, afirmó Albertazzi. Según el especialista, solo así será posible implementar políticas públicas efectivas, como una regulación nacional sobre la prescripción óptica, campañas preventivas en escuelas y un acceso garantizado al seguimiento oftalmológico adecuado.

Desde el CAO insisten en la necesidad urgente de repensar el abordaje de esta condición visual: “Reconocer a la miopía como una enfermedad no es una exageración: es una necesidad”, sostuvieron.

Para finalizar, Albertazzi dejó una advertencia contundente: “Estamos frente a una epidemia que afecta a millones. Actuar ahora es la única forma de frenar su avance”.

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