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Odontólogo de Río Grande va a juicio por presunto abuso: la víctima contó lo sucedido

Un odontólogo de la ciudad está acusado de presunto abuso sexual. Esta persona ya fue procesada y enfrentará el juicio a partir del 3 de agosto

Matías, víctima y denunciante, dio su testimonio sobre lo sucedido en el consultorio. “Yo vine de Córdoba en el 2010 y 2011 arranques con Gordillo que su consultorio estaba a unas cuadras de mi casa. En ese momento, era un profesional recomendado y empecé a recurrir sólo porque tenía la edad para ir y volver solo”.

En este sentido, dijo “hoy de grande me doy cuenta de que su forma de actuar era lo bastante parecida y metódica, eran sesiones de 20-15 minutos, pero yo solía estar hora y media. Comenzaba primero preguntándote intimidades, si era virgen, si me masturbaba, eran preguntas invasivas”. Continuó, “con el paso de las sesiones se dejaron de lado las preguntas, pero las manos se asomaban y era una caricia por acá y por allá. Rogaba que entrara la secretaria, porque a mí me hacía taparme con algo, porque tenía el cierre abierto, cada vez era peor hasta el punto de que manoseaba lo que quería, me obligaba a mí a hacerlo”.

Durante estos sucesos escalofriantes y traumatizantes para la víctima, indicó “no me quedaba otra que mirar para un costado, yo no estaba ahí, mi cabeza estaba en otro lado. Cuando juntaba el poco valor para decir que no, empezaba a manipularme diciéndome que si no hacía lo que él quería les diría a mis padres. Hoy en día es irónico porque me hubiera gustado que le diga, a ver qué pasaba, pero en ese momento me sentí culpable y responsable de lo que pasó teniendo 12 años, pero fueron dos años de tratamiento y terapia, de esos años no recuerdo una sesión que haya estado menos de 20 minutos”. Manifestó, “no entiendo como paso tan rápido, llegaba a un momento en que miraba hacia un costado, ya sabiendo lo que me esperaba y en casa no sabía cómo decir que no quería ir, no tenía excusas. Era esperar y ver lo que viene”.

Aclaró que “después de unos meses, en su Tablet me mostraba pornografía y me incitaba a llamar a la secretaria para que entrara con nosotras y a llamar mujeres o amigos. Intento hacerme sexo oral y me pedía que yo se lo hiciera, me agarraba la mano y me la metía en su pantalón, era difícil pensarlo, cuando yo llegaba él activaba las cámaras que daban al pasillo para saber cuándo se acercaba la secretaria”.

Además, agregó, “cuando termine el tratamiento no había razones para volver y tampoco pedí otro turno, lo evite completamente. Después de muchos años, arrancan asistir a una iglesia cristiana y hacen retiros espirituales. En uno de ellos yo voy y ahí se hablan de diversos temas, entre ellos el abuso, pero en mi cabeza nunca estuvo esa palabra porque cuando terminé el tratamiento, terminó el recuerdo para mí”. Continuó, diciendo, “ahí se comenzó a hablar de abuso y desde adentro me surge todo, con la incertidumbre si era o no abuso, con ese pase al frente y se lo conté a la persona a cargo mío y ahí me derrumbé completamente. Para mí lo peor vino después porque volvió a surgir todo, no pude disfrutar muchas cosas de mi vida a raíz de esto y en muchas situaciones de mi vida no puedo ser feliz y libre, es algo que se te viene a la cabeza todo el tiempo”.

Relató que “hace unas semanas me citaron al juzgado y vuelve a surgir, cuando trato de estar bien, me vuelven a convocar y es difícil. Cuando me llegó la notificación del juicio y que él estaría presente, pero verle la cara y saber que va a estar ahí es medio difícil procesarlo, sé que es necesario porque yo espere a tener 18 años para denunciarlo y que nadie decida por mí”.

Luego de la terapia y el acompañamiento de la iglesia, llegaba el momento más importante y a la vez difícil, comunicárselo a su familia: “La iglesia me ayudó a prepararme, primero se lo comenté a mis hermanos, luego mi mamá y por último con mi papá que era el que más me parecía difícil. Hoy sé que mi familia está atrás mío, entiendo que ellos me acompañarán siempre y están haciendo este camino conmigo”.

Aseguró que en una instancia le preguntaron, cuál era su objetivo con la denuncia, “mi respuesta fue que no iba a parar hasta que termine preso, porque quiero sacarlo de la comodidad en la que está. Soy grande y a mí no me va a afectar, pero es indignante saber que hasta el 2 de agosto seguiré trabajando”. Sin embargo, “yo, al ser la víctima, me siento preso y me lo cruzo todo el tiempo, no hace mucho, estuvo en el mismo lugar y no sé si me reconoce, pero cuando lo vi no tuve la fuerza de hacerlo. Es una persona más haciendo su vida y es mucho enojo el que siento, fueron años de sufrimiento y el proceso de denuncia duele bastante, en par de semanas quiero creer que no me lo voy a cruzar más”.

En este sentido, frente a la denuncia y relato, surgió otra víctima de abuso que pasó por lo mismo que Matías. “Me contacté con la persona y sé que hay un rango de chicos que atraviesan por lo mismo, a quien sea que le haya sucedido lo mismo, le voy a creer porque lo viví. No solo es algo que hizo en Rio Grande sino también en el resto del país, donde dio un paso, destruyó una vida” relató.

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