
En 2016, una enorme polinia —una cavidad de mar abierto en medio del hielo marino— sorprendió a la comunidad científica en el mar de Weddell, Antártida. Con una superficie superior al doble de la Comunidad de Madrid, fue la mayor registrada en más de 40 años y volvió a aparecer en 2017, aumentando el misterio.
Un estudio publicado en Science Advances explica que su origen se debió al fortalecimiento del Giro de Weddell entre 2015 y 2018, una corriente circular que hizo ascender aguas profundas, cálidas y saladas, debilitando el hielo desde abajo. Este proceso se combinó con el transporte de Ekman, fenómeno en el que el viento desplaza el agua en ángulo recto a su dirección, aumentando la salinidad superficial y evitando que el hielo se recompusiera.
La investigación revela que la polinia no se formó sobre la cima de Maud Rise, como se creía, sino en su flanco norte, donde las condiciones de salinidad facilitaron el proceso de mezcla que mantuvo la apertura durante semanas.
Los científicos advierten que este tipo de fenómenos acelera el intercambio de calor y gases entre el océano y la atmósfera, lo que, al llegar la primavera, puede intensificar el derretimiento estacional del hielo en el hemisferio sur.
Para obtener datos en una zona de difícil acceso en pleno invierno, el equipo utilizó un método innovador: colocó sensores en elefantes marinos y empleó flotadores autónomos, lo que permitió medir con precisión la temperatura y salinidad del agua.
Aunque en 2018 persistieron algunas condiciones similares, no volvió a registrarse una apertura de tal magnitud, aunque los investigadores subrayan que el “rastro” dejado por la polinia puede alterar la circulación oceánica y el transporte de calor durante años.
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