Con tecnología de vanguardia y un equipo de científicas al frente, la expedición “Ecos de dos cañones” del Conicet se adentra en las profundidades del Atlántico Sur para estudiar los cañones submarinos de Bahía Blanca y Almirante Brown, dos regiones casi inexploradas del margen continental argentino.
El proyecto, que se desarrolla desde el 15 hasta el 29 de octubre, busca revelar los secretos de la biodiversidad marina y el impacto de las corrientes oceánicas en estos ecosistemas ocultos. La campaña es liderada por un grupo de investigadoras del Conicet integrado por Graziella Bozzano, Laura Ruiz Etcheverry, Ornella Silvestri y Silvia Romero, junto con científicos del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) y del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA-UBA-Conicet).
Ciencia argentina en aguas profundas
“El objetivo es comprender cómo la topografía del fondo marino modifica las corrientes y de qué manera esto influye en la productividad biológica de la región”, explicó Graziella Bozzano, geóloga italiana nacionalizada argentina e integrante del SHN.La investigación combina geología, oceanografía y biología marina en un abordaje interdisciplinario inédito. “Queremos entender cómo interactúan la forma del fondo, las corrientes y la vida marina. Es una mirada integral del ecosistema”, agregó Bozzano.
La expedición se realiza en zonas menos profundas y más cercanas a la plataforma continental, con profundidades que oscilan entre 100 y 1.000 metros, a diferencia de la campaña anterior en los cañones de Mar del Plata, que alcanzó los 3.900 metros.
Tecnología para explorar lo desconocido
El equipo científico cuenta con instrumentos de última generación para estudiar el relieve y las propiedades del océano. Entre ellos:
- Boyas derivantes con GPS, que permiten seguir el movimiento de las corrientes.
- Lander, estructuras fijas que registran temperatura, salinidad, oxígeno y velocidad del agua.
- Una boya oceanográfica que mide variables meteorológicas como temperatura del aire y viento.
- Un glider, vehículo submarino autónomo que recolecta datos en tiempo real sobre temperatura, salinidad y fluorescencia.
- Y equipos de batimetría y magnetometría para cartografiar el fondo marino y su estructura geológica.
Un trabajo impulsado por la cooperación internacional
El proyecto fue seleccionado en 2024 por el Schmidt Ocean Institute (SOI), una organización sin fines de lucro dedicada a la exploración oceanográfica, que aportó la plataforma de investigación, el buque Falkor (too) y el ROV SuBastian, un robot submarino diseñado para operar a grandes profundidades.El resto de los recursos proviene de la Fundación Williams, que aportó 15 millones de pesos, y de un proyecto científico financiado por Francia.
La mirada de las científicas argentinas
Bozzano, única geóloga que integró la primera expedición del Conicet y el SOI frente a Mar del Plata, destacó el rol de la ciencia argentina en la exploración marina:“Esta campaña es pionera no solo por la tecnología, sino por la cooperación entre disciplinas. Demuestra que la ciencia argentina puede liderar proyectos internacionales de alto nivel”.Durante la misión anterior, las transmisiones en vivo de las inmersiones que mostraron especies inéditas como la estrella culona o el calamar fantasmal alcanzaron más de 17 millones de visualizaciones, lo que reflejó el enorme interés del público.
“Comprobamos que la ciencia bien comunicada genera emoción. Recibimos mensajes, videos y memes de todo el país. Fue una experiencia inolvidable”, recordó Bozzano.
Exploración y futuro
Con una tripulación internacional y un enfoque científico multidisciplinario, “Ecos de dos cañones” busca revelar cómo se comporta el océano argentino en las profundidades y cuál es su relación con la productividad marina.“El trabajo recién empieza. Lo que descubramos aquí puede cambiar la manera en que entendemos la dinámica del Atlántico Sur y su riqueza biológica”, concluyó la investigadora.
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