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Malvinas

La gesta de Malvinas les quitó a muchos su vida y a otros les dio el don de contar la historia para que jamás se olvide

La gesta de Malvinas les quitó a muchos su vida y a otros les dio el don de contar la historia para que jamás se olvide a quienes lucharon por el suelo argentino. En comunicación con Minuto Fueguino, el ex-combatiente de la Guerra de las Malvinas, Ángel Cano nos cuenta cómo fue el primer día que lo llamaron para Malvinas, “el día 2 de abril, estaba de paso en el Hospital naval de Puerto Belgrano, y a la mañana temprano, se sentían las sirenas en todo el pueblo de Punta Alta porque yo trabajaba turno tarde y sentí bocinas, prendo la radio, escuché que habían tomado las Islas Malvinas. Entonces me voy a mi casa, me cambio y me voy al hospital, a anotarme para tenerme en cuenta y si pedían enfermeros o técnicos radiólogos, me iban a llamar.

Agregó, “habrá pasado una semana, me llaman, necesitamos un enfermero al Cabo San Antonio,y vos sos técnico radiólogo así que vamos a necesitar que lleves el equipo de rayos portátil para que lo lleves al buque, porque hay una posibilidad que esto se estire en tiempo, tenían pensado hacer el Puerto San Antonio hospital, yo fui como enfermero y técnico radiólogo, junto a diez Cabos Segundos enfermeros, una dotación para poder hacer algo en caso que la cosa fuera más grande”. Una vez que estuvo allí, se presentó todo el equipo y cargaron todo el equipamiento, “eran pertrechos, buques anfibios, vehículos anfibios, tropa, munición, víveres”. Finalmente, “zarpó el buque, pensábamos que íbamos a Malvinas, y sí íbamos pero habían quedado descubiertas la parte de acá los límites de Argentina y Chile, y no había quien cuidara la frontera, y bueno que el buque pare en Caleta y la Misión”

Algunos se quedaron allí y otros regresaron a buscar más cargamentos, destaca que hay fechas que no recuerda “estamos navegando para el norte, nos habló el comandante y pidió que escucháramos, nos dice que habían bombardeado el crucero Belgrano, en ese momento hubo un silencio tremendo, ¿porque lo que uno primero piensa es y cuántos habrán muerto? Normalmente el buque llevaba 1000 personas, más o menos, pasó ese momento”. Continuó que al otro día les comunicaron “que habían bombardeado el Sobral y estaba Algarete, significa que va con muy poca dirección, porque habían bombardeado el Puente del Sobral y había que acompañarlo, lo acompañamos y el médico me dice, busquen enfermeros, busquen bolsas para cadáver, porque vamos a subir al Sobral, vamos a subir cadáveres”

Se juntaron y se llevaron consigo la lancha de desembarco, una vez que estaban en Puerto Deseado “nos tocaba ahí una cosa… no difícil pero sí bastante mal porque había que envolver a dos que había en la frigorífica, uno que estaba como Cabo principal y otro que era radio, entonces uno está como la silla y todos los elementos de la radio, la bomba… le metieron dos bombas al Sobral, una lo salvó porque pegó en la lancha y se las rompió, un helicóptero. Se fue y volvió y de ahí tiró otro cohete que entró por un ojo de buey, en el piso del puente hizo un buraco grande”. En ese momento falleció un comandante y un Cabo Segundo que iban arriba del puente, comentó que le tocó embolsarlos “yo buscaba por todos lados y no encontraba nada, entonces voy para abajo y le digo al enfermero que era el encargado de la dotación y le digo que no lo veo, no lo encuentro. Él me dice, no no en tal lado está… pero no me di cuenta, uno siempre va y busca un cuerpo entero, y le digo, no veo nada. Porque después que lo bombardean, el buque se incendió por lo que dijeron ellos cinco veces. Claro, los cables, chisporroteaba y como se tuvo que escapar, el buque se salvó por eso, se incendiaba a cada rato, entonces estaba todo carbonizado”.

Aseguró que “uno no alcanza a distinguir nada, entonces él viene conmigo para decirme dónde está y me dice ‘mira ahí está’, una cosa bastante fea, porque lo único que vi era la cabeza y no había nada más, es como quien dice hay que juntarlo con cucharita, como se dice en la jerga, eso fue lo que me pasó en el Sobral”

Allí durmieron, ya que al otro día “el San Antonio, atracó ahí en puerto, pero resalta que para cuidar toda la costa faltaban barcos, y Puerto Deseado no tenía radar antiaéreo, había un hoyo negro en el que no había nada con que detectar si venia un buque o algún avión”. Es así que “como San Antonio tenía un buen radar, lo designaron para que se quedara ahí, para que se comunicara con Comodoro Rivadavia y se comunicaba con toda la costa”

A partir de ese instante “se empezó a comunicar Deseado con Comodoro, Rio Gallegos, entonces se quedó ahí el barco. Después me tocó poner en los cajones a los muertos, después un avión del LADE subieron todos los cuerpos ahí”. Lamentablemente, él junto a otros compañeros tuvieron que quedarse en el lugar haciendo guardia, ya que “se decía que podían venir de todos lados, en lanchas, submarinos y había que cuidar todo lo que era ruido, luces, había que hacer oscurecimiento y todo eso”.

Igualmente, desde que llegaron no hicieron absolutamente nada, se quedaron allí, “los únicos que operaban ahí eran los radios y la parte de operaciones, ya después la otra parte era mantenimiento y demás, eso es lo que me tocó vivir a mí en cuanto al aspecto Malvinas”. Destacó que le tocaron vivir momentos muy duros, “cuando fuimos ya todos estaban fallecidos por la onda expansiva, el Cabo Segundo estaba mitad afuera, mitad adentro del agujero que hizo. Él tenía el fémur partido en dos, con él usamos tres bolsas, porque se nos rompían. Entonces tuve que agarrar una cinta, atarlo para que no se saliera y no se rompiera la bolsa”. Como personal médico tuvo que rescatar y despedir a quienes iban perdiendo su vida, “el comandante, que era solo la cabeza, lo embolsamos con el médico. Para que se creyera que estaba el cuerpo, le pusimos piedras, al cajón, para que pesara y que pareciera que estaba el cuerpo.”

Fue difícil para él, ver todo lo que estaba sucediendo frente a sus ojos, el tener que ver a dos buques que recibían ataques mientras iban navegando, es algo que no se puede explicar ni tampoco poner en palabras.

Recordó el momento en cuanto le avisaron que debería presentarse para viajar a Malvinas, “cuando yo me presenté en personal, me dijeron ‘ya los vamos a llamar’ y mientras iba a mi casa a hacer mi trabajo que era turno tarde, después del mediodía, trabajaba como técnico radiólogo. Que, por lo general, tienen cuatro horas cuarenta y cinco por la protección, de los rayos que son nocivos. Así que preparé todo y digo cuando me llamen voy, es más, le dije a mi familia que me voy” donde ni siquiera en ese momento sabía cuál sería su destino. Durante esa toma de decisiones, comentó que “posterior a la guerra, en varias oportunidades se me ocurrió ir, pero el trabajo en su momento, porque después estaba en Puerto, y después me vine de pase acá. Después me retiré de la armada, como Suboficial Primero del BIM 5, y después me fui a trabajar afuera, vi que se necesitaban técnicos radiólogos, ahí nomás pedí la baja y me retiré de la Armada, pero siempre pensé en volver ahí, por una cosa o la otra no fui. Sé que han ido compañeros, no muchos, pero creo que alrededor de cinco o seis de acá del centro, han vuelto a Malvinas”

Aseguró que la razón por las que volvería sería “para conocer, porque no tuve la oportunidad de conocer. El desembarco que se hizo, dejaron tropas, pertrechos, todo y se fueron a buscar más. Fueron a buscar, munición, víveres y tropas, que es ahí donde yo entré, nos hicieron preparar en el barco. Nos dijeron la cantidad de camas, porque si se estiraba, iba a ser como hospital, entonces nos acomodamos, veíamos cuántas camas había de un lado y cuántas había del otro. Porque toda la gente que había en el barco y desembarcaron, dormían al costado donde había camas dobles. Entonces lo que hacíamos era verificar que tuvieran colchones, sábanas y todo eso, verificar medicamentos como el suero, que es lo que más se usa” en el caso de que hubiera algún herido le colocaban la vía con suero, era toda una preparación que tenían a la espera de heridos”.

Al momento de su regreso, emocionado comentó que “uno de mis hijos, la mayor, era la que más me extrañaba, pero mi mujer los pudo atender bien, era la que los consolaba. Mi señora, me preguntó qué había pasado, que había hecho, donde había estado. Uno a veces no se da cuenta y dice voy a ir, pero no se da cuenta, en la mente no sé bien lo que ocurre pero uno no sabe lo que está pasando y actúa, también por la edad, me tocaba aconsejar a los Cabos Segundo, explicarles que no tenían que tener miedo porque es la forma en la que nos habían preparado”. Agregó que dentro de la Armada los preparan para combate, y por el momento el país está en paz, pero de golpe “suceden las cosas y uno está como ¿Qué pasó acá?”

Actualmente, tiene junto a sus compañeros un cable a tierra que son los viernes, “es cuando se hacen juntas acá, es como que uno nunca termina de contar lo que le pasó y uno empieza a pensar en las cosas que le pasaron. Yo tengo un cuñado que estaba acá en el BIM 5, casado con una hermana de mi señora, él estuvo en el frente y cuenta lo que le pasó, a él lo traen en el buque Irizar, y la mayoría de los enfermeros nos conocemos”. Continuó “el si estaba más embromado porque el se quería acostar en el piso, y se ve que cuando se durmió, las olas pegaban en el costado del buque y decía que nos estaban bombardeando, y como que le había quedado en la mente que lo estaban bombardeando, porque mientras él estaba en las Malvinas, los ingleses hostigaban a los diez minutos por 24 horas, porque se le acababan las bombas de ese buque y venía otro, hostigamiento para que la gente no descanse y esté siempre pendiente que en cualquier momento le puede caer uno encima, era algo que le hacían psicológicamente para cansarlos y que digan ya no damos más”

En este último tiempo, decidió volver al BIM N°5 a lo que afirmó que fue una decisión que tomó por razones que en el batallón “no había técnico radiólogo y necesitaban a alguien que manejara el equipo, entonces digo puedo ir yo, incluso estaban mis parientes ahí”. Agregó “siempre donde iba, iba con mi familia, porque yo había estado cuatro años en Ushuaia y también me tocó la época del ‘78, entonces, traslade mi familia de Puerto Belgrano a Ushuaia”

Recordó que en enero del ‘81 se fue a Puerto Belgrano junto a su familia, luego en el ‘82 después de la Guerra de Malvinas “me enteré que podía venir de paso, traje a mi familia para acá, siempre me acompañaron a todos lados. Llegamos acá en el 83, le dije a mi señora que no nos vamos más de acá, habíamos comido calafate en Ushuaia y llegamos acá a la Isla. Bueno, mi hija la más chica, empezó un jardín en Ushuaia, estuvieron dos años en el norte y acá termino la primaria, secundaria y ya soy re abuelo”.

El recuerdo de los fallecidos sigue grabado en su memoria y reflexiona sobre ellos “como dijo un compañero, la guerra no es buena puede pasar que muera al lado tuyo, que quieras salvarlo y no puedas porque no Tenes los elementos necesarios, eso es bastante…por suerte eso no me toco a mi, no puedo opinar, si bien lo siento. A uno lo preparan psicológicamente, si uno agarra la carrera con ganas, y quiere hacerlo bien, uno se va preparando mentalmente”.

El sentimiento que siente presente para esta fecha que se acerca, es “me bajoneo y después a uno se le pasa, pero uno lo siente mucho y cuando llega el momento. Lo peor es cuando uno canta el Himno, lo siente”. Tuvo la oportunidad de participar desde el año 2002 hasta la actualidad, se lamenta que el año pasado no se haya podido realizar la Vigilia “lo que nosotros hacemos normalmente en su momento, hacían festivales y para nosotros no es un festival, no es una fiesta, para nosotros es honrar a los que quedaron allá es el luto. Por eso también tenemos una bandera negra”.

Destacó que tenían todo preparado y luego se declaró la cuarentena obligatoria a nivel nacional, “este año empezamos temprano a hacer todo lo que se hace todos los años, fuimos a hablar con la Ministra de Salud y el COE en Ushuaia, después vinimos y hablamos con el Intendente”. Confirma que la carpa no se arma porque “los vecinos de Río Grande nos acompañaron siempre y si lo hacíamos no iban a acompañar, pero hay mucha gente y uno no sabe, no puede controlar porque los chicos quieren entrar”.

La idea es cuidarnos entre todos, “el pueblo nos quiere a nosotros”. Finalmente, comentó que esta Vigilia sería distinta a las demás “es difícil, uno quiere que vengan pero a la vez no” por una cuestión de cuidados sanitarios, “tenemos dos o tres veteranos que han fallecido de COVID-19, otros no pero las enfermedades se complican, es como que uno a veces no entiende que una cosa trae a la otra”, lo que quieren es que “no les pase nada a ellos y no nos pase nada a nosotros, porque a lo mejor nosotros tenemos el virus y no nos damos cuenta, parece que no pero uno quiere saludar y abrazar, pero no podes”

El simple hecho de que este año se realizará la Vigilia atendiendo a todos los protocolos, seguirá faltando la carpa que es aquello que completa a todo el evento que honra a los caídos “no se puede hacer nada, tenemos que cuidar a quienes nos rodean. Esperemos que cuando cumplamos los 40 años del 82’ podamos armar la carpa, estar presentes, como se venía haciendo”. Por último, destacó que al ser nuestra ciudad La Capital de la Vigilia, se vive y se siente de otra manera, “si yo pongo Río Grande y Puerto Belgrano, acá el civil, conscripto, suboficial somos todos. En Puerto Belgrano, hay un solo centro para los civiles, conscriptos y suboficiales porque son muchos” desde este punto hasta nuestra ciudad es donde existe la mayor cantidad de veteranos “vienen de todo el país, todos quieren venir acá porque es una Vigilia distinta y quizás también puede ser porque somos los que estamos más cerca, son 592 kilómetros, por eso se viene la gente acá. El BIM N°5 es reconocido”.

Dio su testimonio, Ángel Cano, enfermero que estuvo salvando y despidiendo a los veteranos en la Guerra de Malvinas. Hoy más que nunca, destacamos al personal de salud por su labor, sin duda será un modelo de profesional para todos aquellos que siguen el sueño de ser profesionales de la salud.

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