
El nuevo organismo recaudador, ARCA, introdujo modificaciones en el régimen del monotributo que impactan de lleno en los pequeños contribuyentes. Además de la actualización de escalas y montos máximos de facturación, se implementó un sistema más ágil para realizar la recategorización, aunque también implica riesgos si los trámites no se cumplen en tiempo y forma.
Recategorización y plazos más estrictos
El pasado 20 de agosto concluyó el período habilitado para la recategorización semestral. Con el nuevo esquema digital, cada monotributista puede visualizar de manera unificada toda su facturación, lo que simplifica el trámite. Sin embargo, quienes no lo realizaron dentro del plazo establecido quedaron expuestos a que ARCA los recategorice de oficio.
Riesgo de suba automática de categoría
En caso de omitir la recategorización o calcular erróneamente los ingresos, el organismo puede asignar directamente una categoría superior. Esto no solo eleva la carga mensual a pagar, sino que puede generar deudas imprevistas.
Escalas actualizadas
Actualmente, el tope de ingresos para la categoría más baja (A) es de $8.992.597,87, mientras que la categoría máxima (K) alcanza hasta $94.805.682,90. Estas cifras muestran la magnitud del salto económico que puede significar un cambio de escala aplicado por ARCA.
Control más exhaustivo
Además de los valores actualizados, ARCA puso el foco en monitorear consumos, movimientos bancarios y facturación. La intención es evitar inconsistencias y ampliar la fiscalización. Por ello, los especialistas aconsejan a los monotributistas llevar un control riguroso de sus ingresos y no esperar a último momento para recategorizarse.
En conclusión, aunque el nuevo sistema de ARCA facilita la gestión, también intensifica los controles y sanciones. La recomendación es clara: cumplir en tiempo y forma para evitar sorpresas que afecten el bolsillo.
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