El impacto de la carga tributaria en los productos de consumo masivo quedó nuevamente en el centro del debate. Según la Cámara de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas, hasta un 49% del valor final que paga el consumidor corresponde únicamente a impuestos.
“De cada $1.000 que abona un cliente, entre $410 y $490 van a parar al Estado”, señaló Armando Farina, vicepresidente de la entidad. En ese marco, advirtió que las empresas del sector ya no cuentan con margen suficiente para contener las subas de precios, sobre todo tras la última devaluación.
El peso de la presión fiscal
Farina apuntó que dentro de los gravámenes más distorsivos aparecen los impuestos nacionales, Ingresos Brutos, el impuesto al cheque y diversas tasas municipales, los cuales terminan encareciendo la cadena de comercialización. “Hay que dejar de mirar solo el dólar y empezar a analizar lo que está escondido detrás de cada precio”, remarcó en declaraciones radiales.
Aumentos por rubro
En paralelo, los mayoristas detectaron que las listas de precios llegan con subas de entre el 2% y el 8%, dependiendo del rubro. Los artículos de cosmética, perfumería y limpieza encabezan los incrementos, mientras que los lácteos presentan ajustes más moderados, en torno al 2% y 3%.Si bien aún no cerraron operaciones con valores actualizados, el sector se encuentra en plena negociación con proveedores para conseguir descuentos que permitan amortiguar las remarcaciones.
La devaluación y los insumos dolarizados
El dirigente explicó que, aunque la devaluación alcanzó el 26%, no todos los productos trasladaron ese porcentaje a góndola. Sin embargo, reconoció que ciertos bienes resultan mucho más sensibles al movimiento del tipo de cambio.“El aceite, por ejemplo, tiene un 85% de sus costos dolarizados porque depende del girasol y la soja. Lo mismo ocurre con el café o los electrodomésticos”, detalló Farina.
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