
En conferencia de prensa Mauricio Macri anunció el 14 de agosto el congelamiento por 90 días del precio de los combustibles, entre otras medidas. El mandatario recordó, además, que dicho congelamiento debía sumarse a los ya aplicados para las tarifas de luz y gas. La medida, que finalmente quedó postergada, permite tres reflexiones:
1-El congelamiento por tres meses del precio de los combustibles vale nada más que para el 55% de las estaciones de servicio del país, que son las de YPF. El resto de las empresas no sabremos qué pueden hacer. Es decir, si seguirán o no a la estatal.
2-YPF cargará con la mayor parte de las pérdidas por esta medida. Pérdidas que hay que sumar a su desastroso resultado del semestre, con $10.480 millones en pérdidas.
3-Hay que preguntarse qué pasará con el abastecimiento. Porque ya sucedió que cuando los precios no convencen a las comercializadoras de combustibles, entonces hay desabastecimiento. Es decir, no quieren vender a pérdida.
Y lo más importante, y que preguntamos al Presidente: ¿Cuánto van a aumentar la nafta y el gasoil a partir de diciembre si es reelecto? ¿Y en 2020? Porque a la diferencia del orden del 30% que hay ahora producto de la mega devaluación post-PASO, hay que recordar que tenemos acumulados dos incrementos suspendidos: uno correspondiente a junio, por la actualización trimestral del impuesto a los combustibles líquidos (actualizado por trimestre según el IPC); y otro a agosto, por el mismo impuesto, más un aumento en los precios de los biocombustibles, que son regulados.
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