
Un informe reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) revela que la pobreza infantil continúa afectando a más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes del país. A pesar de una leve mejora en la segunda mitad de 2024, los niveles siguen siendo alarmantes y las desigualdades territoriales se acentúan.
Según el estudio elaborado por Valentina González Sisto e Ianina Tuñón, en el primer semestre de 2024 el 67,3% de los menores de 17 años vivía en hogares por debajo de la línea de pobreza, el registro más elevado desde la crisis de principios de siglo. Si bien esa cifra se redujo al 52,8% hacia fin de año, la mejora fue parcial y no alcanzó por igual a todas las regiones.
Los datos provienen de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC y evidencian un marcado retroceso respecto al mismo período de 2023, cuando la pobreza infantil se ubicaba en 56,6%. La principal causa fue el impacto de una inflación acumulada del 62,4% en el primer semestre de 2024, que redujo fuertemente la capacidad adquisitiva de las familias más vulnerables. Durante ese período, los ingresos de los hogares pobres quedaron 42,6% por debajo de la Canasta Básica Total.
Aunque en la segunda mitad del año se registraron signos de recuperación gracias a una relativa estabilización económica y a los incrementos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, el alivio fue limitado y no equitativo. Las regiones del NOA y NEA continúan encabezando los índices más preocupantes. En ciudades como Concordia, tres de cada cuatro niños viven en condiciones de pobreza, alcanzando un índice del 75%.
En contraste, algunos centros urbanos como Ciudad de Buenos Aires (27,1%), Mar del Plata, Bahía Blanca y Neuquén experimentaron descensos sostenidos en sus niveles de pobreza infantil. No obstante, el informe advierte que la mejoría fue desigual: mientras algunos aglomerados mostraron una leve recuperación, otros como Gran Catamarca, Posadas y La Rioja sufrieron un empeoramiento de sus indicadores.
El documento de la UCA subraya que, sin políticas de protección e inversión focalizadas, especialmente en regiones estructuralmente postergadas, la brecha territorial tenderá a agravarse. La recuperación que se observó en ciertos núcleos urbanos no se replicó en áreas con menor dinamismo económico, donde la pobreza infantil no sólo persiste, sino que se profundiza.
Durante 2024, el Gobierno nacional implementó aumentos en la AUH —del 100% en enero, 27% en marzo y 41% en junio— y amplió el alcance de la Tarjeta Alimentar. Si bien estas medidas ofrecieron cierto respiro, no lograron compensar totalmente la pérdida del poder adquisitivo provocada por la inflación.
El análisis final del bienio 2023-2024 muestra un escenario de fuerte deterioro inicial y una recuperación parcial posterior, pero profundamente dispar. En ausencia de políticas redistributivas sólidas, el mapa de la pobreza infantil en Argentina se está volviendo cada vez más fragmentado, con claros ganadores y perdedores en función de su ubicación geográfica y capacidad de resiliencia económica.
Compartinos tu opinión