
La morosidad del crédito total al sector privado se duplicó en solo doce meses. Por la carga que implica la supertasa y la fuerte pérdida de poder adquisitivo, la irregularidad en los pagos de las empresas y familias subió al 4,7% en julio y se ubicó 2,4 puntos por encima del mismo mes del año pasado, informó ayer el Banco Central. Así, alcanzó el nivel más alto desde 2005. Con el estallido de la corrida y sus consecuencias económicas, se espera que el deterioro se acentúe en los próximos meses.
El Informe sobre Bancos precisó que el coeficiente de mora de los préstamos a las familias disminuyó 0,1 punto respecto de junio pero escaló 1,3 punto en términos interanuales hasta situarse en 4,8%. La inflación en alza, que en agosto marcó 4% y en septiembre se aceleraría aún más, y la consecuente caída del salario real permite prever que el coeficiente seguirá en alza, en particular en los hogares más vulnerables.
En el caso de las empresas, el salto fue más abrupto. La irregularidad de los préstamos se incrementó 0,3 punto en el mes y 3,3 puntos respecto de julio de 2018 para quedar en 4,6%. Con una recesión que no dio tregua ni siquiera en los meses de estabilidad cambiaria, las industrias y los comercios interrumpieron el pago de sus compromisos.
Sin embargo, el Central destacó que la liquidez del sistema financiero (61,1% de los depósitos) \"continuó en niveles superiores al promedio de los últimos diez años\".
En tanto, los créditos hipotecarios destinado a familias mantuvieron sin cambios la morosidad en el mes con un 0,4% para el segmento denominado en UVA y 0,7% para el resto.
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