El comienzo de 2019 marcó el fin de una etapa clave en la larga historia de las clásicas máquinas de coser Singer en la Argentina. El 8 de enero pasado la empresa Macoser anunció que dejaba de fabricarlas en su planta de San Francisco, Córdoba, por lo que las máquinas de coser en el país pasarán ahora a ser importadas.

En medio de la profunda crisis que atraviesa la industria en el país merced de las políticas económicas y la apertura importadora impulsadas por el gobierno de Mauricio Macri desde el 10 de diciembre pasado, el mandatario se sacó este miércoles una foto que aunque en un primer momento podía parecer inocente, posee una fuerte carga simbólica.

Es que en el marco de la visita que realizó a Weisburd, una pequeña población de Santiago del Estero, Macri se sacó una foto frente a una Singer.

Sonriente posó frente a una máquina que ya se convirtió en símbolo de la debacle de la industria y la pérdida de puestos de empleo frente a la oleada importadora.

Macri recorrió en Weisburd una huerta comunitaria junto a la ministra de Salud y Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley.

Tras anunciar el fin de la producción de máquinas de coser, Macoser seguirá como licenciataria e importadora de la tradicional marca Singer.

Singer nació en 1856 en Nueva York, cinco años después que el inventor Isaac Singer patentara un modelo de máquina de coser capaz de dar 200 puntadas por minuto, siete veces más rápido que una costurera profesional.

La marca llegó al país en 1905, cuando ingresaron las primeras máquinas importadas de Estados Unidos. Casi 80 años más tarde, en 1984, la firma Macoser comenzó a fabricarlas en el país. La compañía, que fabricaba dos modelos e importaba otros nueve, llegó a tener 270 empleados. y en los años 60, época de auge de las máquinas de coser, había 14 fábricas que las producían en el país. Pero en la actualidad sólo quedaba esta pyme de Córdoba.