
Río Grande consumía tocino de Bariloche, Chile y Dinamarca pero este establecimiento comienza a ganar mercado interno compitiendo con carne magra, que es preferida por el paladar fueguino al tocino importando.
“Comenzamos con cinco madres y con unas quince lechonas a las que tuvimos que esperar casi ocho meses para que comiencen a producir. De las primeras había tres preñadas y tuvimos veintiocho crías de las que dejamos las madres y hoy tenemos 127 madres”, detalló Claudio Disavia.
Uno de los padrillos de ‘terminación’ fue adquirido en La Misión y luego consiguieron otro pero para abuelos, “después tuvimos de los nuestros así que hoy quedaron siete padrillos; después, al año y medio, hicimos inseminación con semen traído de Neuquén, de un centro especializado de inseminación de esa localidad y de ahí dejamos veintisiete madres y diez padrillos”, relató el productor.
Consultado sobre el proceso de producción, Disavia precisó que “el tiempo de gestación son 114 días; es decir, tres meses, tres semanas y tres días. El lechón nace con un promedio de un kilo 400 gramos y cada chancha produce unos nueve lechones por destete y tienen dos pariciones al año”.
Reclamo por el Matadero Municipal
Confió que “ahora estamos un poco restringidos porque no nos podemos largar porque no hay capacidad de faena y por ello no podemos estar a pleno con la producción –lamentó- y si promediamos las pariciones tenemos un promedio de 1.500 lechones al año; nosotros los faenamos entre cinco y seis meses, cuando llegan a los cien kilos al capón”.
Agregó que “se tiene que sacar el lote completo porque tiene que entrar el otro. Nos faenan diez a la semana y nosotros necesitaríamos faenar entre 30 y 50 a la semana para estar a tono con una producción sustentable. La Misión hace todo lo que puede, pero es un matarife privado, creo que depende de provincia, y en el caso del Matadero Municipal le faltaría la maquinaria para faenar cerdos y que son la ‘peladora’, la escaldadora, pero después, el lugar físico lo tiene y tiene también personal, lo que le faltaría es la maquinaria y las decisiones políticas”.
Evaluó que “nosotros también estaríamos en condiciones de armar nuestro propio matarife; de hecho hemos podido armar todo esto sin ayuda de nadie, a pulmón; pero para armar nuestro propio matarife, se nos pone más pesado el tema”.
Refirió que vino un empresario de San Luís a ofrecer toda la maquinaria para faenar cerdo. “Lo trajo la Municipalidad e hizo un relevamiento en el Matadero Municipal y quedó en que lo iban a llamar, pero hasta ahora ahí quedó la cosa”.
“Para nosotros nos sería mucho más fácil que el Matadero Municipal tenga todo este equipamiento que nosotros armar nuestro propio matarife y además sería mucho mejor por el control bromatológico y fitosanitario de las faenas en las chacras evitando también las faenas clandestinas”, entendió el productor.
Asimismo, entendió que “llevar un cerdo hasta La Misión Salesiana tiene un costo, en cambio teniendo la maquinaria en el Matadero Municipal –que está al lado de las chacras- ese costo se reduce y la Municipalidad tendría un mejor control”.
Dio cuenta que faenar un cerdo en La Misión Salesiana cuesta 430 pesos y que salvo para las fiestas, no es rentable producir lechones. “El mercado ideal es para cien kilos, que es lo que estamos trabajando, aparte al vecino le cobran una fortuna el lechón”.
“La carne de cerdo es mucho más barata que la de vacuno de la zona y está casi a la par que la del cordero; sería bueno que la gente se acostumbre al cerdo, nosotros lo faenamos con seis meses, carne muy tierna ya que nosotros los producimos con alimentos traídos desde Buenos Aires, desde Trenque Lauquen con base a cereales, lo que es Biofarma para los lechones los producen en Córdoba. Todo esto lo traemos por camión y por contenedores en barcos”, reveló Disavia.
El establecimiento se está ampliando porque la producción aumenta, actualmente tienen unos dos mil metros cubiertos. “Vamos sumando madres y por lo tanto lechones y se precisa más espacio para la recría; de la recría pasan al engorde y cuando sacamos un lote de 60 animales de la recría con 30 a 35 kilos y en la zona del engorde ya tienen más de 60 kilos y por lo tanto se necesita más espacio porque es otra etapa”, explicó el entrevistado.
El lugar no cuenta con gas natural y se alimenta con zeppelines y la electricidad es producida por generadores propios.
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