Un reciente trabajo del biólogo Emiliano Arona, investigador del CONICET, volvió a encender las alarmas sobre una problemática que crece de manera silenciosa en Tierra del Fuego: la proliferación de perros sueltos y sin control en las tres ciudades de la provincia.
El especialista recordó que ya a comienzos de este año había planteado públicamente la necesidad de prestar atención al tema. En esa oportunidad explicó que, aunque el vínculo entre los humanos y los perros se consolidó a lo largo de miles de años, hoy estos animales representan una amenaza real tanto para la fauna silvestre como para la salud de la población.
Según Arona, los perros actúan en jaurías y suelen atacar por instinto, no por hambre. “En un mismo episodio pueden perseguir y morder a numerosos animales. Muchos mueren en el ataque y otros quedan heridos de gravedad o expuestos a los carroñeros. Además, los perros son transmisores de enfermedades que ponen en riesgo tanto a los humanos como a la fauna nativa”, advirtió.
La problemática no sólo afecta a la biodiversidad sino también a la producción local. Los guanacos y las ovejas encabezan la lista de especies más perjudicadas, aunque también se han registrado ataques contra zorros, aves y ganado vacuno. “Nuestras cámaras trampa han registrado jaurías de hasta 15 perros y escenas de ataques en los que los animales son acorralados, mordidos y mutilados”, detalló el investigador.
El biólogo planteó que el escenario es crítico y que la raíz del problema está en las propias ciudades, donde se calcula que circulan alrededor de 25.000 perros sin control. “Somos responsables de esta situación y también de revertirla. No se trata sólo de esterilizar, sino de evitar que las mascotas circulen libremente sin supervisión. De lo contrario, seguiremos condenando a la fauna nativa, a la salud pública y a la ganadería a daños irreversibles”, enfatizó.
En publicaciones recientes, Arona reconoció su preocupación y describió la sensación que le dejan sus recorridas por el campo: “Cada vez que vuelvo de una salida de trabajo regreso desilusionado por lo que vemos. Es una realidad que muchas veces pasa desapercibida, pero que sigue avanzando con rapidez”.
La conclusión del investigador es categórica: sin un cambio de hábitos por parte de la sociedad y sin medidas concretas de gestión, la problemática de los perros sueltos podría convertirse en uno de los mayores desafíos ambientales y sanitarios de la provincia.
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